lunes, 19 de septiembre de 2011
Escribir
Qué fácil es escribir un texto, un cuento, una novela, pero de allí a que sea algo bueno, existe un abismo. Envidio a aquellos que en un dos por tres escriben una novela, aunque sea de 50 hojas, como las de Matos Quintanilla que ya se va por su octava "novela" (¿una novela de 50 hojas?). A mí me cuesta dar por concluído un texto, peor si lo voy a mandar a un concurso, cosa que hago con todo lo que escribo porque no pienso pagar nunca para publicar y los concursos sirven para publicar gratis, encima recibes un dinerillo que excese lo que te van a pagar en derechos de autor, así que siempre pataleo con mis textos, con cada página, con cada párrafo. Ya pasó ese tiempo en el cual me creía genio, en el cual pensaba que, gracias a haber ganado un concurso podía ganar todos los concursos, así que mi triste realidad es corregir una y otra vez hasta el cansansio, hasta sentir que ya nada puede ser cambiado -hasta dentro de unos meses, o hasta perder el concurso en el cual participo, y vuelta la pesadilla-. Envidio a esos que escriben una novela y enseguida pasan a otra, a esos que hablan maravillas de lo que han escrito y cuando lo lees ves que es pura mierda.
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