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miércoles, 30 de junio de 2010

Último

Y para completar las 30 entradas de este mes, en que, a pesar de ser invierno hace solcito y puedo dormir a pierna suelta mi siestita -que a veces dura un par de horas-, una buena noticia. ¿Cuál? Les escribo luego porque llegó la hora de dormir jejeje.

Fin de mes

Se acaba junio, un mes productivo en cuanto a la escritura: escribí 53 hojas del primer manuscrito de "Animal nocturno" contra las 27 hojas de mayo. O sea un poco más de una hoja diaria. Poco a poco voy agarrando la costumbre de escribir todas las mañanas. Ojalá que siga así y en un par de años termino este proyecto y lo presentaré a los concursos que hay en España para ver qué pasa. Si no pasa nada, a seguirlo corrigiendo hasta que quede perfecta.
Voy a ser jurado de los Juegos Florales Escolares a nivel de toda la Ugel 06, o sea mínimo competirán 150 colegios o más. Es una actividad que dura toda una semana con música, danza, teatro, canto, declamación, poesía, cuento, un montón de actividades artísticas más donde, por supuesto, participarán mis alumnos y ojalá que ganemos algo como el año pasado en que ganamos en cuento, poesía, artesanía y nada más porque la competencia es fuerte, los colegios se preparan durante un año para estas justas artísticas. Que gane el mejor.

martes, 29 de junio de 2010

La cita


Hay citas que son inevitables, MARÍA DE LA PAU JANER, Pasiones romanas

Mierda, otra vez sin agua, maldijo Karem, y justo ahora en que tengo mi primera cita con Agustín. ¿Y ahora con qué me baño? Me olvidé de llenar los baldes. Tendré que gastar de mi desayuno, mañana tomaré Coca Cola nomás. Qué piña soy. Sería la muerte ir apestando a perro muerto a mi primera cita. Algo apesta por aquí, Karem. Por si acaso, yo me baño todos los días, Agustín, claro que esta noche solo me he lavado lo indispensable porque los terrucos han volado una torre por mi zona y nos dejaron sin luz.
Sacó de su bolso la cinta que le había regalado Agustín y lo puso en el tocacaset a pilas, apretó play y la voz viril, gruesa, de Leonardo Favio brotó del parlante: Mi amiga, mi buena amiga, / mi amante niña, / mi compañera, / quisiera contarle al mundo / lo que es tenerte una noche entera, / y recorrer tus caminos, / tu vientre fino / y tu piel de seda… Sintió una oleada de placer recorriendo cada centímetro de su cuerpo. ¿Agustín lo estaría invitando a una orgía? ¿No era obvio?: …recorrer tus caminos (que llevan hacia tu Secreto), / tu vientre fino (donde sembraré mi simiente). Agustín se estaba arrojando con todo y zapatos a la piscina.
Se echó espuma en las axilas y se las rasuró. Menos mal que el último domingo se había depilado las piernas y los brazos. Se lavó los cabellos, largos, enrulados, color bronce quemado, con champú y reacondicionador. Jabonó minuciosamente cada parte de su cuerpo, sus senos grandes y duros, su trasero redondo y abundante, sus piernas largas y elásticas. Cómo olvidar tu pelo, / cómo olvidar tu aroma, / si aún navega en mis labios/ el sabor de tu boca, se ponía nostálgico ahora el cantante argentino. ¿Cuándo me has besado para que digas que extrañas el sabor de mi boca? ¿O estarás pensando en Mily? Supongo que con ella sí habrás chapado rico, ¿verdad? Pero yo te haré olvidar esos besos, Agustín, lo juro.
Mi primera cita con Agustín. Quién lo iba a creer. Por fin se me mandó con todo: Karem, ¿qué haces esta noche? Nada, ¿por? ¿Puedo invitarte a salir? Claro, si gustas. Casi le pregunto por qué no invitaba a Mily. ¿Se habrán peleado? Ojalá.
¿Y si se me declara?: Karem, estoy enamorado de ti. ¿Y Mily? Que esa flaca se vaye al diablo. Cómo puedes hablar de una mujer así, Agustín. En serio, por mí que desaparezca del mundo y me daría igual. ¿No estás enamorado de ella?, ¿no es tu chica? ¿Quién dice eso? Todos. Todos sabes que entre ustedes hay algo. Son puras habladurías nomás. Nunca hubo nada entre Mily y yo, solo somos amigos. ¿Amigos nada más? Claro. Pero si siempre andabas tras ella como un perro olisqueándole el trasero. La gente habla porque tiene boca. ¿Acaso tú nunca has tenido un amigo íntimo?, ¿un confidente?, ¿un cómplice?, ¿un amigo del alma?, ¿un pata? De la amistad al amor hay un solo paso. ¿Acaso no puedes ser amigo de una persona sin estar con ella? Son pocas las personas que saben lo que es la verdadera amistad. De quien siempre he estado enamorado ha sido de ti, Karem. No me digas. Sí te digo: desde que llegaste a trabajar aquí me dije esa es la chica que siempre estuve esperado. ¿Y qué hiciste estos dos años que ni siquiera trataste de conquistarme? Andabas como un perro detrás de Mily, ¿no? Tú andabas con tus amigas, no eras sociable, tenías tu grupito. Pero todavía es tiempo, ¿o no quieres ser feliz por el resto de tu existencia? ¿A tu lado? Claro. ¿Por qué no? ¿O soy poca cosa para ti?
No ves que estoy llorando como un niño, / como un mendigo pido tu cariño, / no tengo dignidad ni tengo orgullo / porque te amo mucho más que eso, suplicaba Sabú desde el caset. Tampoco tengo que ser tan dura, de repente es cierto y solamente fueron amigos. De quien siempre he estado enamorado ha sido de ti, Karem, ¿o no te has dado cuenta? Sí, por ahí escuché rumores de que estabas enamorado de mí, pero la gente habla porque tiene boca, ¿no? ¿Quieres ser mi chica, Karem? ¿Tu chica? Bueno, mi novia, mi pareja, mi enamorada. ¿O tu amiga íntima?... Mi futura esposa… Tú avanzas muy de prisa, Agustín, para tu carro. Stop. No corras si puedes caminar.
Tengo que hacerlo sufrir un poco. Nada de aceptarlo a la primera cita. Primero tenemos que conocernos, Agustín, ¿no crees? Justamente por eso te he invitado a salir, Karem, y espero que no sea ni la primera ni la última vez. Eso depende de ti, Agustín. Después nos vamos al Bulevar, a las Rejas, a la avenida la Marina… ¿Qué me dices? Dame un tiempo para pensarlo. ¿Pero tengo esperanzas? Claro que sí.
¿Y si Mily lo mandó al diablo y quiere estar conmigo por despecho? ¿En serio que no pasó nada entre Mily y tú? Te juro que nunca hubo nada entre ella y yo, Karem. Fue un error en mi vida. Te advierto que yo no como platos de segunda mano, Agustín.
Karem salió de la ducha, se paró frente al espejo, levantó los brazos y se embadurnó las axilas con Etiquet. Ahora Jeannette añoraba desde el caset alguna lejana noche de pasión desenfrenada: Tantas veces, / recorriste tantas veces / mi cuerpo con tus manos. / Tantas veces, / recorriste tantas veces / mi cara con tus labios… Soñar no cuesta nada, Agustín, así que es mejor que no te me mandes con todo porque te puede caer un cachetadon. Yo no soy Mily, a mí no me vas a venir con el cuento de que desde que llegaste me dije esa es la chica que siempre he estado esperando. A mí no me vas a llevar a ningún callejón oscuro para dar rienda suelta a tus bajos instintos. Claro que no. Yo no soy Mily.
Para mí que este caset Agustín lo grabó para Mily: tantas veces recorrí tu cuerpo (frágil, delgado, sin curvas) con mis labios. Clarito le está refrescando la memoria. Esa Mily tampoco era ninguna santa a pesar de su carita de mosquita muerta. Qué no habrán hecho en el Leo’s. ¿Por qué diablos habrán terminado? ¿Y si quiere hacer lo mismo conmigo? Conmigo el tiro te va a salir por la culata, Agustín, yo no soy ninguna cojuda, por si acaso, yo tengo las garras bien afiladas.
Karem se peinó la larga y ondulada cabellera. Parecía Medusa. Yo te voy a convertir en piedra, Agustín, eso no lo dudes. Le sonrió a su imagen en el espejo. Se sopesó los inmensos y blancos senos de oscuros pezones. Tengo lista mi artillería pesada, Agustín: pelotón, apunten, fuego: ¡pum!, y Agustín cayó muerto por dárselas de pendejo con Karem. Estas son piernas, Agustín, estas son tetas, éste es un trasero de mujer y no ese potito flácido y chorreado de tu amorcito imposible. El amor es ciego, ¿verdad?
Para mí que esos idiotas se han peleado y Agustín me está utilizando para vengarse. ¿Cuándo me invitó siquiera una gota de agua? Desde que llegaste me dije esa es la mujer que siempre estuve esperando. Puro cuento nomás. ¿Creerá que soy imbécil? ¿Me habrá visto con cara de huevona? Se aprovecha de mí y luego me dice que lo siente, discúlpame, pero esa noche de nuestra cita estaba borracho y no sabía lo que decía y hacía. Me come y me deja, el muy pendejo. ¿Y a quién le reclamo luego? Mejor tomo mis precauciones por si las moscas.
¿Y si llamo a Mily? Mily, ¿estuviste con Agustín? ¿Por qué? Me ha invitado a salir, y como ustedes andaban siempre juntos de arriba para abajo, no quisiera chocar con nuestra amistad. Aunque Mily nunca ha sido tan amiga mía, que digamos. Además, en el amor todo vale, ¿no?
Karem terminó de maquillarse. Tenía un rostro perfecto, la piel lozana, fina, las pestañas largas, los ojos castaños claros, grandes.
Esta noche Diana sale de cacería, pensó, mientras se ponía la ropa interior color negro que había comprado saliendo del trabajo ni bien Agustín le había invitado a salir. Ahora Leonardo Favio volvía a la carga con su Quiero aprender de memoria / con mi boca / tu cuerpo, / muchacha de abril / y recorrer tus entrañas / en busca del hijo / que no ha de venir. ¿Agustín querrá tener un hijo conmigo? ¿Me estará diciendo ya es tiempo de que seas madre, Karem? Pero está diciendo en busca del hijo que no ha de venir. Conmigo no hay peligro de que salgas embarazada, Karem, yo sé hacer estas cosas, ¿o alguien me está reclamando la manutención de un hijo? Lo mismo le dijo a Mily, seguramente: sació sus bajos instintos y luego la dejó tirada como un estropajo. Estoy embarazada, Agustín. ¿Por qué mierda no te cuidaste? ¿Quién te dijo que me abras las piernas? Primero Mily, luego Karem. Pero yo no soy ninguna cojuda, Agustín, a mí no me vas a comer como a una blanca y mansa palomita, claro que no, juega conmigo y me conocerás.
Cómo me duele la piel / de tanto pensar en ti, / me desespero por besarte y en cada abrazo dejarte / por siempre tatuada en mí, gemía, esperanzado, Leonardo Favio. Este caset Agustín lo grabó para su amorcito imposible, no me queda la menor duda. Como Mily no se lo quiso recibir, me lo dio a mí en vez de tirarlo a la basura. Le hubiera dicho que las baladas me aburren, me dan sueño. ¿No le está rogando diciéndole Cómo me duele la piel (del cerebro) / de tanto pensar en ti (Mily)? ¿No te das cuenta cómo estoy sufriendo por ti? Tú eres la última gota de agua en mi desierto, no dejes que muera de sed, dame vida. Me dan ganas de llamar y cancelar esta cita de mierda: disculpa, Agustín, pero tengo cólicos, mejor salimos en otra ocasión, ¿OK? ¿Y si me dice te llevo en el carro al hospital? Qué bueno eres, Agustín. Yo siempre he esperado un hombre que se preocupe por mí, que esté a mi lado en las buenas y en las malas.
Se puso su vestido negro, que tenía un corte a lo largo del muslo derecho que dejaba a la vista su piel blanca como la nieve.
Se asomó a la ventana y contempló la ciudad desde el octavo piso del edificio. La Realidad parecía un tablero de ajedrez con sus partes oscuras causadas por el apagón y las partes iluminadas por los grupos electrógenos. ¿Qué te parece si mejor nos quedamos aquí nomás, Agustín? Salir con este apagón es peligroso, los terrucos deben estar merodeando por los callejones oscuros, ¿no escuchas ese tiroteo? ¿Cuál es tu plato favorito? Te lo preparo, así pruebas mi sazón, te aseguro que te vas a chupar todos los dedos. Por allí tengo unos LPs de Juan Torres y su órgano melódico como para alegrar la noche.
¿Y si quiere divertirse para olvidar a su amorcito imposible? Tan estúpida no soy, aquí hay gato encerrado. Por algo me ha invitado a salir ese hombre. ¿Si quiere ayuda para reconquistar a Mily? Karem, ayúdame con Mily, sino me voy a morir de amor. ¿Y para pedirme eso me has invitado a salir? Largo de mi casa, Agustín. Alto, no, no, esa estrategia está mal, Karem. Ya, Agustín, no te preocupes, yo voy a hablar con Mily. Al final no muevo un dedo: lo siento mucho, Agustín, pero Mily dice que ya no te ama. No llores, algún día conocerás a una mujer que te merezca y serás feliz, ya lo verás, mujeres hay hasta por gusto, no vale la pena que estés sufriendo por alguien que no te merece. Paciencia y encontrarás el verdadero amor.
Karem miró su reloj: faltaban cinco minutos para la hora de su cita. ¿Agustín sería puntual como decían? Dio la media vuelta para darse los últimos arreglos y en ese instante escuchó gritos, pedidos de auxilio provenientes de la calle. Giró sobre sus talones y se asomó a la ventana: vio gente corriendo en todas direcciones gritando ¡coche–bomba!, ¡coche–bomba! Idiotas, ese es el auto de Agustín. ¿Por qué se habrá estacionado mal? ¿Se habrá echado sus tragos para darse valor conmigo o para olvidar a la puta de su amorcito imposible?
La gente seguía corriendo, gritando. Huevón, me estás haciendo quedar mal con mis vecinos. ¿Cómo mierda se te ocurre venir borracho a buscarme? ¿Qué va a pensar la gente, que yo saldo con cualquier hombre? Ahora mismo te mando a la mierda a ti y a tu cita. Qué te habrás creído, ¿que yo soy tu mamá para que me vengas a llorar cuando una mujer te manda al diablo?
Karem dio la media vuelta, dio un par de pasos, y en ese preciso momento un resplandor iluminó todo el interior del departamento envolviéndola en su luz infinita. Antes de desintegrarse, Karem se acordó de sus clases de Historia Universal, de las bombas atómicas que cayeron sobre Hiroshima y Nagasaki. Leonardo Favio dejó de quejarse desde el caset.

lunes, 28 de junio de 2010

Pueblo de fiesta

Mi pueblo está de fiesta, así que saldré a tomar, a bailar, aprovecharé que mañana es feriado para relajarme al máximo. Estos días han sido de descanso, y se vienen más porque la semana que viene es del día del maestro y descansaré un par de días más, después se viene la semana de los juegos florales y me tiraré por lo menos tres días de descanso, y después las vacaciones y viajar a mi pueblo. Wao, esto es vida.

Animal nocturno

Avanzo a buen ritmo el manuscrito de esta novela. Hasta el momento todo bien, todavía tengo la imaginación y todos los sentidos puestos en esta historia, todavía tengo la mente llena de palabras, imágenes, situaciones, todavía siento las ganas de escribir que a veces se pierden cuando llevo avanzados un par de capítulos. Hace tiempo no me pasaba eso: cuántos proyectos quedaron en las páginas iniciales. Incluso esta novela, de la que avancé unas cuantas hojas y al final abandoné. Pero un día, hace un mes por lo menos, retomé la escritura, claro, antes la historia había estado rondando mi cabeza obsesivamente y el primer capítulo me salió casi como si alguien me lo dictara. El segundo igual. En el tercero sí tuve dificultades porque estoy contando la vida de una mujer, la estoy inventando, y como no soy mujer ni nada que se le parezca, me demoré días. El cuarto salió fácil. Y ahora estoy a punto de acabar el séptimo capítulo y entrar en el octavo, en que cambiaré la voz narrativa. Pero no son los capítulos finales, terminados. Por lo menos todo lo que resta del año haré el primer manuscrito a un ritmo de una o dos hojas, tres si es que el cerebro no se cansa, el verano que viene haré el segundo manuscrito y después la empezaré a tipear y de allí la mandaré a los concursos para ver si la chunto en España, que ese es el objetivo final porque acá no pasa nada, acá, si no pagas, no publicas, y yo nunca pagaré para que me publiquen, tampoco tengo prisa por publicar ni sueño con vivir de la escritura porque menos mal tengo mi trabajo que bien que mal me da para vivir así que ando sin prisas, haciendo las cosas con calma porque al fin y al cabo escribir es un hobby para mí, un pasatiempo nada más. Así que con mucha paciencia e imaginación terminaré de escribir esta historia. Más que imaginación, estoy contando mi vida, reinventándola, utilizando las vidas de algunas personas que conozco, sobre todo esas personas de entrañas negras, negativas, con las que uno se cruza, y se relaciona muchas veces, en la vida porque, debajo de esas apariencias de gente anodina, inteligentes, se esconden monstruos, seres viles que tan magistralmente pintó José Donoso. Y lo más lindo es que pongo sus nombres verdaderos porque así se me hace más fácil recordar sus "hazañas". Como dijo un poeta de triste recordación, "no eres nadie, si un día te conocen, será gracias a mí". No aspiro a tanto con esta novela, pero ya veremos qué pasa en el camino, no vaya a ser que al final la tire por la borda y quede en nada.

Mi hermana Carola

Después de días supe que estaba en el hospital, que la habían operado. Y hoy la fui a visitar y estuvimos allí, conversando, recordando a nuestros padres, al amor que nos dieron, a la presencia que nos hace falta. Es mi hermana mayor, es la que más me admira, es la que anda orgullosa de tener un hermano como yo que ha ganado el Premio Nacional Horacio del Magisterio. Y yo estoy contento de tener una hermana como ella, profesional, artista, incansable para el estudio, inteligente, que cocina rico. Esperamos tenerla pronto en casa.

jueves, 24 de junio de 2010

Examen bimestral


9:25 a.m.: Miss Violeta, pídale su hora al profesor de música, rogaron las alumnas. Segurito que tienen examen y no han estudiado, ¿verdad, niñas? Es que está difícil la canción que nos ha dejado, miss. No creo que el profesor Harold las desapruebe, se nota que es bueno. ¿Bueno el profesor de música? Por lo visto, miss Violeta no conocía a Dragón. Porfis, miss Violeta. Quisiera, chicas, pero no puedo, tengo examen en el otro quinto. ¿Y ahora qué hacemos, chicas? Segurito Dragón se va a jalar a todo el mundo.
–¿Vamos al baño, Fabi? –le dijo Mily–. De los nervios me han dado ganas de hacer pis.
–Después –dijo Fabiola–. Mejor estudia si no quieres que Dragón te desapruebe.
–Igualito estoy frita –dijo Mily, casi resignada a su suerte–. En cinco minutos no aprenderé nada.
–Aunque sea para no pasar roche –dijo Fabiola, estudiando con más ahínco.
9:28: La campana anunció el cambio de hora. Pero si faltaban dos minutos todavía para las nueve y media, ¿por qué adelantan la hora? El salón era un hervidero de notas desafinadas igual que zumbidos de abejas locas. ¡Era el día del examen final! Ojalá que Dragón haya faltado, rogó Fabiola, que lo haya atropellado una combi asesina.
9:30: El profesor Harold entró al salón. Puntual como un reloj suizo. Buenos días, señoritas. Todas se pusieron de pie. Buenos días, profesor. ¿Qué tal fin de semana, señoritas? Bien, profesor, ¿y usted? Bien también. ¿Salió a pasear con su enamorada? Ya quisiera, chicas, pero todavía no nos reconciliamos. Wao, ahora sí que nos fregamos, pensó Fabiola, Dragón va a querer que suframos como él.
–¿Estudiaron, señoritas?
Silencio. Se podía escuchar el zumbido de una mosca, el rumor del río que pasaba cerca del cole.
–Son las nueve y media –dijo el profesor Harold, mirando su reloj–. A las diez en punto empiezo a llamar. Estudien porque no quiero que ninguna desapruebe el curso.
Mejor hubiera faltado, pensó Fabiola. La siguiente clase presentaría un certificado médico falso, o imitaría la firma de su mamá: profesor Gastelú, mi hijita faltó el lunes porque amaneció con fiebre. Déle una oportunidad, no la jale, por favor. Con Lobito era diferente. Lobito no jalaba a nadie. ¿Por qué se habría ido Lobito? Entraba Lobito y el salón estaba medio vacío, unas se iban al quiosco, otras a la fotocopiadora o al baño y ya no regresaban, y no pasaba nada, mejor para Lobito si no había muchas alumnas en el aula. Con Lobito no había examen. Todas las clases eran puro dibujo nomás: bodegones, paisajes, la figura humana, manga. No sé dibujar, profe Lobito. No importa, Fabiola, yo te lo dibujo. Cero problemas. En cambio, con Dragón…
–Hay que decirle que postergue el examen para la otra semana –susurró Pierina.
–¿Y quién le dice? –preguntó Nataly–. ¿Quién se arriesga?
–Dile tú, Fabi –sugirió Angie.
–¿Para que me jale? –dijo Fabiola–. Naca la pirinaca.
–Una muestra de cómo se toca, profesor Harold –pidió Vilma, la más chancona del salón–. Para hacerlo igual.
El profesor Harold sacó su flauta y tocó El himno a la alegría. Viéndolo, parecía tan fácil. Pero para Fabiola la partitura parecía estar escrita en chino, en jeroglífico; parecía un quipu: puras bolitas blancas y negras nomás. Solo recordaba que la primera línea se llamaba mi y el primer espacio fa, que la flauta se cogía con la mano izquierda con cuyos dedos se tapaban los tres primeros hoyos.
A su lado, Angie practicaba con ganas. Quiso taparse los oídos. Tocaba horrible, parecía el graznido de un cuervo. Seguro que iba a desaprobar.
9:40: Todavía faltaban ochenta minutos para que la clase terminara. El profesor Harold estaba feliz leyendo su Perú.21 mientras ella se torturaba queriendo aprender lo que no había aprendido en una semana. ¿Qué hacer, Dios mío? ¿Qué? Fabiola se puso a rezar.
9:50: Faltaban diez minutos para el examen. Se imaginó el momento en que el profesor la llamaría: Fabiola. Presente, profesor. Adelante, señorita. ¿Estudió? No, profesor Harold, no pude. Cero cinco por irresponsable. Tendría que inventar una buena excusa para que Dragón se compadeciera de ella y postergara su examen para la siguiente clase. ¿Si le decía que su mamá había estado enferma? Tuve que cocinar y no me quedó tiempo para practicar la flauta. ¿No tuvo ni cinco minutos al día, alumna? No, profesor Harold. Cociné, planché, lavé, trapeé toda la casa. Mire mis manos…
9:55: Faltaban cinco minutitos para el examen. ¿Quién sería la primera? El profesor siempre llamaba en desorden. Si le tocaba a ella, sus amigas se iban a reír. Se iba a morir de la vergüenza. Hasta de repente se hacía pis del roche.
–¿Me da permiso para ir a los servicios, profesor?
El profesor Harold miró su reloj.
–Ya voy a empezar a llamar, señorita –dijo, con indiferencia.
–Es una emergencia, profesor. Por favor –suplicó.
–Bueno, ve, pero se apura, señorita.
–Voy volando, profesor.
¡Si tuviera alas se iría volando del colegio! Cómo odiaba las clases de flauta dulce. ¿Por qué tuvo que irse Lobito? Justo en quinto año. Con Lobito se sacaba mínimo dieciocho, veinte. No hice mi paisaje, profe. No importa, me lo presenta la siguiente clase. Si tuviera alas se echaría a volar lo más lejos posible del colegio. Si tuviera alas, nunca más volvería.
9:58: Hizo tiempo en el quiosco, se compró un chupetín. Sabía amargo. Lo botó. ¿Y si se escapaba? Podía hacer tiempo en el río hasta la salida. Pero no, mejor no, sería peor. El NSP (No Se Presentó) del profesor Harold equivalía a la nota mínima, o sea, cero cinco. Ella nunca había salido jalada en arte, ¿este año sería la excepción? De repente. ¿Si pedía permiso diciendo que se sentía mal? Tengo mis dolores premenstruales, profe Harold. De repente la mandaban a la posta y llamaban a su mamá. Su mamá se iba a molestar si se enteraba que no había estudiado. Cómo vas a salir jalada en arte, diría. Es música, mamá. ¿Y? ¿Acaso no es fácil soplar la flauta dulce, hija? Ni que fuera cosa de otro mundo. Prueba, mamá.
9:59: ¡Si el tiempo pasara veloz! ¡Si fuera la salida ya!
10:00: Regresó al aula. No le quedaba otra.
Las chicas seguían soplando sus flautas. Dragón seguía enterándose de las últimas noticias. ¿No se volvía loco con tanta bulla?
–El profe nos ha dado cinco minutitos más –le susurró Mily–. No quiere que se jale nadie.
Cinco minutos más de tortura, de padecimiento. ¿Cuándo se terminaría la pesadilla? A Dragón le gustaba verlas sufrir. Siguió practicando. Era inútil, la iban a jalar de todas maneras.
10:05: El profesor Harold miró su reloj.
–Angie –llamó.
Pobre Angie, tuvo que tocar una y otra vez para que el profesor le pusiera un once. ¡Un miserable once! Un poquito más y la jalaba.
–El examen está fácil –dijo el profesor–. La que se jala, es por floja.
Y todavía se daba el lujo de insultarlas, de maltratarlas psicológicamente, de bajarles la autoestima a dos metros bajo tierra. ¿Con qué ganas iba a estudiar una, ah? ¿Si hacían una huelga estudiantil reclamando el regreso de Lobito? Las clases de flauta son aburridas, señor ministro de educación. Arte es dibujar, pintar. Arte es relajarse, distraerse. Con Lobito salían al jardín y pintaban los cerros del frente lleno de árboles, la hidroeléctrica de Moyopampa. Salían a pintar el río, el puentecito, la subidita. Con Lobito se pintaban las caras con témpera y él no les decía nada. A ver, ponte a jugar en las clases de música para que te boten del salón.
Yeca lloró porque el profesor le dijo ¿qué estuvo haciendo toda la semana para no estudiar? Segurito que no lavó ni sus calzones sucios, ¿no? Cero cinco por inútil. Si no quieren estudiar, ¿para qué vienen al colegio?, les preguntó, amargo. Mejor quédense en sus casas cocinando, planchando, lavando, ayudando a su mamá, aprendiendo a atender un hogar para que cuando se casen sus maridos no las bote por inútiles. Hay que estar atentas en clase, señoritas, no pensando en otras flautas.
Nadie dijo nada. Todas parecían mudas. ¿Si lo denunciaban al Ministerio de Educación? El profesor Harold nos humilla en todas las clases, señor ministro de educación. ¿Dónde están los valores, las normas de convivencia? ¿Por qué no botan a ese profesor chinchoso y traen de regreso al bueno de Lobito? Las caperucitas lo extrañamos, señor ministro de educación.
El profesor Harold recorrió el salón con la mirada. ¿A quién llamaría ahora? ¿Quién sería su próxima víctima? ¿Ella? No. Qué suerte. Llamó a Pierina. Lo hizo regular, aunque las manos le temblaban y se comió un par de compases. Parece que algunas no han tomado desayuno, dijo Dragón. Solito se hacía odiar. Con Lobito era diferente. A Lobito todas la querían porque era bien bueno. Tú le dabas una gaseosa y te ponía doce. Si a la gaseosa le añadías un paquete de galletas saladitas te sacabas quince. Pero al profe Harold no se le podía coimear. Yo no me vendo por un sol, decía, menos por una sonrisita, jijiji, jajajaja. ¿Cuánto valdría un once con el profesor? Ella se conformaría con un once. Un once nomás quiero, profe. Nada le iba a regalar por el Día del Maestro.
De Raquel todo el mundo se rió porque tocó cualquier cosa menos El himno a la alegría. Esa canción debería de llamarse El himno a la tristeza. ¿Qué de alegre tenía? Era una pesadilla. Parecía el soundtrack de Freddy Kruger, de Chucky.
10:30: Todavía faltaba media hora para el recreo. Cómo no pasaba otro terremoto y el techo se caía sobre el profesor Harold. Con gusto harían una colecta para su cajón. Le comprarían una lápida bien bonita donde pondrían Aquí yace en paz el odioso profesor de flauta dulce que se pasó la vida torturando a las caperucitas del Josefa Carrillo. Con odio, sus alumnas que no lo extrañamos. Ojalá que se esté quemando rico en el infierno soplando su flauta.
Las chicas seguían yendo al paredón. El profesor parece que se había olvidado de ella. O quizá su apellido no estaba en su lista. O lo hacía a propósito. Que Fabiola sufra por burra, pensaría, con una sonrisa malévola. Ya faltaban poquitas y no la llamaban. ¿Está Fabiola en su lista, profe Harold? Uy, no la tengo anotada. Adelante, señorita. Mejor me quedo callada, pensó Fabiola. Varias habían llorado cuando el profesor las amenazó con mandarlas a recuperación. Ella no lloraría. Claro que no.
–A ver, ¿quién es la siguiente en rebuznar? –el profesor recorrió el salón con la mirada.
10:45: Faltaban quince minutitos para el recreo. ¡Si la auxiliar tocara la campana de una buena vez!
Escuchó su nombre y casi se desmaya. El corazón empezó a latirle de prisa: tictac, tictac, tictactictac. Empezó a temblar, a transpirar como nunca. Quiso levantarse, pero no pudo, parece que estaba pegada al asiento. ¿Qué le diré? ¿Que soy una inútil para la música? ¿Qué puedo hacer para aprobar su curso, profesor? Estoy dispuesta a todo…
–Adelante, señorita. Su examen final.
El camino hacia el escritorio del profesor le pareció lleno de espinas. Así debió de haberse sentido Cristo mientras iba hacia el Gólgota con su cruz sobre los hombros.
–¿Estudió, señorita?
–Un poco nomás, profesor.
El flautista hizo una mueca como diciendo otra burra más. A Fabiola las orejas le empezaron a arder.
–He tenido un montón de tareas esta semana, profesor. Estamos en exámenes finales y…
–Siempre hay tiempo para todo si uno se organiza bien, señorita.
–Mi mamá estuvo enferma. Y como yo soy la hermana mayor, tuve que cocinar para mis cinco hermanitos –exageró Fabiola.
–¿Tantos hermanos tienes? –dijo el profesor, con un gesto de sorpresa–. Ustedes son de la familia de Bugs Bunny –añadió con una sonrisa.
Esa era una buena señal porque el profesor casi nunca sonreía, parecía una esfinge.
–A ver, Fabiola, te escucho –dijo.
–No he estudiado nada, profesor –se sinceró Fabiola, mordiéndose los labios, pensando ahora me va a hacer llorar delante de todo el mundo.
–Bueno, bueno, repasemos un poco –dijo el profesor, con una sonrisa condescendiente–. Mira, Fabiola, tienes que tocar así.
Ella lo miró atentamente. Sus dedos, largos, delgados, de uñas recortadas y bien pulidas, parecían estar danzando Cascanueces sobre los agujeros de la flauta dulce. Tocaba sin saltarse un compás, marcando los tiempos exactos de las figuras de duración. Fabiola seguía la melodía en la partitura: sii, do, re, re, do, si. Así jamás voy a poder tocar, pensó. Ni aunque practique todas las horas del día y todos los días de la semana y todas las semanas del mes y todos los meses del año y todos los años de mi vida. Yo no he nacido para ser flautista. A mí me gusta dibujar, pintar.
–Así jamás voy a poder tocar, profesor Harold, ni aunque practique veinte horas al día –dijo ella.
–No es tan difícil, Fabiola. Todo es cuestión de practicar aunque sea diez minutos diarios. Esta canción se toca casi toda con la mano izquierda. En esta re es la única vez que se utiliza la mano derecha, ¿ves?
–Ay, profe, soy una burra para la música.
–Eso se nota.
Risas.
–¿Te acuerdas que cuando empezamos no sabías casi nada?
–La partitura era chino para mí.
–¿Ves? Poco a poco vas a llegar lejos.
–Y algún día voy a tocar en la Orquesta Sinfónica de Boston, ¿verdad?
–Claro, nada es imposible en la vida.
Risas.
–A ver, ahora lo hacemos juntos. Dedos de la mano izquierda en los tres primeros hoyos.
–¿Así, profe?
–Sí, Fabiola. Así.
Sii, do, re, re, do, si, la. Los dedos de Fabiola se perdían buscando los agujeros de la flauta dulce. Sol, sol, la, si, sii, laa, sii. Si me sigo equivocando, me pone cinco. Do, re, re, do, si, la. Está fácil, Sol, sol, la, si, laa, sool. Ahora el coro: laa, si, sol, la, si–do. Un poco más rápido en las corcheas. Repetimos de nuevo: si–do, si, sol, la, si–do, si, la, sol, la, ree. Tapa bien los agujeros para que el sonido salga nítido. ¿Así, profe? Ajá. Al fin el último pentagrama: sii, do, re, re, do, si, la, sol, sol, la, si, laa, sool. Se repite de nuevo.
–Ahora tú sola.
Fabiola empezó a tocar: Escucha, hermano, la canción de la alegría. Sus dedos se movían con agilidad sobre la flauta dulce. El canto eterno del que espera un nuevo día. Estaba facilito. Ven, canta, sueña cantando, vive soñando el nuevo sol. Por gusto se había preocupado tanto. En que los hombres volverán a ser hermanos. Terminó el primer pentagrama, después el segundo, y luego el tercero y por fin el último. Qué fácil. Si me pone once, lo mato al profe Dragón, pensó.
–¡Veinte! –le dijo el profesor Harold–. ¡Felicitaciones por ser la mejor del curso, alumna Fabiola!
Todo el salón la aplaudió.
Fabiola regresó contenta a su asiento.
___
***Foto bajada de Facebook

miércoles, 23 de junio de 2010

Después de la tormenta...


O del frío sale el sol y a veces es un buen sol que nada tiene que envidiarle al del verano y todo me parece más bello, tengo más ganas de trabajar, sueño con nuevos proyectos, ando contento, me meto a la ducha para darme un baño con agua fría, tomo agua helada, la chica del cafetín me pregunta si estoy con gripe y yo le digo que sí y me dice tómese un jugo de naranja en lugar de café y yo le hago caso y le sonrío cuando me sonríe y soy feliz y me echo en mi cama y releo los libros que me gustan y duermo mi siesta de varias horas con el sol que se cuela con mi ventana y sueño despierto con el regreso de R.E. y llega la noche y no tengo necesidad de las cuatro frazadas y al día siguiente amanece nublado pero luego vuelve a salir el sol y me tomo otro jugo de naranja y le digo a la del cafetín qué hace a la hora de la salida y me dice nada y yo le digo ¿si te invito a cenar, aceptas? y ella dice que sí y ya esa es otra historia.

martes, 22 de junio de 2010

Invierno


Ayer empezó el invierno pero por acá salió un solcito que estuvo bueno. Y hoy también está. Si así fuera toda la estación. Temo los días fríos que vendrán cuando los pájaros ya no canten en el jardín del viejo, cuando hasta los perros tiemblen. Buscaré el sol en otros lugares. Calentar los huesos. Llenar el silencio con otras voces.

Corazón dividido

Hoy mi corazón estuvo dividido: tengo una amiga mexicana y tengo una sobrina uruguaya. Menos mal que las dos selecciones clasificaron y estoy contento por ello.

lunes, 21 de junio de 2010

A mi padre

Mi padre en Cocachacra, un lugar que siempre gustaba visitar
Eras fuerte,
Parecías invencible,
pero un día la terrible muerte
tocó nuestra puerta
trayendo pesares y tristezas.
Sobre tu pecho yerto
crucé tus brazos que fueron de acero;
besé tu frente sagrada,
derramé sobre ella hasta mi última lágrima.
¡Qué tan poco dura la vida,
y cómo nos duele cuando se termina!
Va el cortejo fúnebre
por el polvoriento camino
entre ayes y alarido
de todos los que te hemos amado
rumbo al camposanto.
Te hemos querido tanto, padre,
por eso te lloramos esta tarde.
¡Qué tan poco dura la vida,
y cómo nos duele cuando se termina!
No se le compra ni con oro ni con plata
cuando la sonrisa se transforma en lágrimas.
Ya bajan tu cuerpo a tierra
al lugar que a todos nos espera.
Tus hijas gritan, lloran,
te dicen no nos dejes solas,
pero tú ya no las escuchas,
tus oídos son sordos a las súplicas.
Te has muerto, padre,
te has quedado en silencio,
en un silencio que será eterno.
Parecías fuerte,
invencible,
pero un día la terrible muerte
tocó nuestra puerta.
¡Qué tan poco dura la vida,
y cómo nos duele cuando se termina!

Día del padre

Toda la familia cuando recibí el Premio Horacio: mis viejos, mi hermana Carolina y mis sobrinos.
Ayer fue el día del padre, pero yo a mi padre lo recuerdo todos los días, a cada momento, igual a mi madre. Recuerdo las historias que me contaba una y otra vez desde que era niño, historias que a su vez se las contó mi abuelo Ignacio. Y también su historia personal, el daño que le hicieron sus tías, quizá si no me hubieran hecho eso, otra sería nuestra suerte, repetía siempre, a veces con rencor. Será por eso que nunca más se relacionó con la familia. Y yo salí a él: cero familia, ni primos ni primas ni tíos ni tías ni nada que se le parezca. Entre más lejos de ellos, mejor. Mi padre era un caballero, un hombre honrado que jamás le debió un centavo a nadie. Y eso también le saqué. Igual mi vieja, que nunca le pedía favores a nadie. Claro que tuvimos nuestras diferencias, sobre todo en el plano religioso: nunca se hizo a la idea que uno de sus hijos le saliera marxista y ateo a él que le fue fiel a su Dios hasta el último de sus días. Quizá debí ceder, pero igual en los últimos años nos llevamos bien y estaba orgulloso de mí, siempre le decía a la gente mi hijo es escritor y yo me avergonzaba aunque en el fondo me alegraba. Hasta ahora está en la pared de su cuarto el recorte del periódico de la primera vez que mi nombre salió porque había ganado el Premio Horacio de la Derrama Magisterial. La noche de la premiación estuvimos toda la familia junta y sé que fue feliz. Ojalá que ahora esté en ese Paraíso que soñó junto al mar, lleno de sol y gaviotas junto a la vieja y a Juan Ignacio y Eva y todos los que le antecedieron.

jueves, 17 de junio de 2010

El escote

Me inspiraste esta historia. No te va a gustar, pero aquí está.
-Mi trabajo, profesor.
Dejé de leer, levanté la vista: Galia estaba inclinada sobre mi escritorio. Llevaba un vestido negro con un pronunciado escote que dejaba a la vista el nacimiento de sus senos. La piel de Luna. La piel de ángel. Sobre su seno derecho tenía tatuado tres mariposas negras. Tres mariposas buscando la primavera. Mirarlos, observarlos. Tenía un lunar casi en el centro del escote. Sus ojos se encontraron con los míos. Me ruboricé: ¿me diría qué mira, profesor?, ¿me diría usted es un viejo verde, un sátiro, un pedófilo?, ¿me diría no sabe que me está acosando visualmente, profesor? No lo hizo. Sonrió, una sonrisa enigmática como el de la Gioconda. Sentí despertar mi virilidad. La piel tersa y nívea, el cuello delicado, los hombros desnudos con las cicatrices de las vacunas, la tira del sostén color melón, la cara bonita de niña, los labios rojos, los ojos oscuros, las cejas pobladas. Tomé la hoja que me extendía. Las manos pequeñas cruzadas por venitas verdes como culebritas, los dedos largos, las uñas crecidas pintadas de rojo sangre. Los Buendía. ¿Estará bien, profesor?, la voz un susurro, la voz incitante, las letras alargadas, inclinadas como la Torre de Pisa. Un aroma a jazmines emanando de su piel. Juan Preciado entrando a Comala. El sol atravesando con furia los ventanales. Una semana más y vacaciones. Verano, playa, ¿mujeres? Un verano aburrido sin compañía femenina. Galia se alisó los cabellos, apartó el mechón que le cubría el seno izquierdo. Las axilas embadurnadas con Etiquet, los pliegues de piel oscura, los vellos brotando, unos puntitos negros. Imaginar tu pubis así, sentir la verga llenarse de energía. Inclínate un poquito más, Galia, por favor. Se pasó la lengua por los labios, una lengua rosada, puntiaguda, larga, húmeda. Imaginarla dándome placer, imaginar que me hace un oral como Jenna Jameson, como Melissa Doll, como Ashlynn Brooke. Las tres mariposas negras volando en tu piel blanca. Qué calor, ¿verdad? Ajá. ¿Qué harás en las vacaciones? No sé, profesor… iré a la playa… si es que apruebo su curso. El Poeta escribiendo novelitas pornos en la Escuela Militar Leoncio Prado. Galia en la playa, Galia en bikini, Galia en hilo dental, Galia en tanga. La piel bronceada, la piel depilada, el pubis como el de una nena. Una hendidura. Caer en ella, hundirme en ella. Otra vez la lengua humedeciendo sus labios. ¿Has hecho orales, Galia? Eso es lo primero que aprendemos, diría Ilse Monserrat. Si hasta Cynthia Gómez lo ha hecho. Y Pía Vittery y Nena Cabello que me regaló un oral inolvidable por mi cumpleaños. Y Yessenia también. Tanto que no quería y al final le terminó gustando. A ti también te gustará, Galia. El Poeta visitando a la Pies Dorados. Tres mariposas negras en tu piel. La piel oscura cerca de la tela. La aréola de tus pezones. Tus pezones oscuros, tus pezones suavecitos, tus pezones inalcanzables a pesar de estar tan cerca de mis manos, de mis labios. Bajar la mirada lentamente: el vestido ceñido, los huesos de las costillas, el vientre plano que se eleva y hunde al compás de tu respiración, la forma del ombligo, la cintura breve, las caderas anchas, el pubis un triángulo invertido rozando el filo del escritorio. Si no apruebo no iré ni a la piscina, en mi casa me matarán, profesor. Y yo seré el culpable, ¿verdad? Ajá, irá preso. Risas. Todos somos hijos de Pedro Páramo. El mar turquesa, las gaviotas surcando el cielo, Galia en la playa, Galia echada en la arena, los senos pequeños de Galia apuntando el sol como queriendo derribarlos, las palmeras movidas por la brisa, la piel de Galia untada con bloqueador, Galia desnuda, la piel del pubis y de las tetas más claras que el resto, el pubis cubierto por un follaje oscuro, los labios asomándose como lagartijas al sol. Ser el sol y entrar por tus poros, Galia, hervir tu sangre, Galia, despertar tus deseos, Galia, ser Brad Pitt para que suspires por mí, Galia, tener el cuerpo de Ricky Martin, ser Robert Pattinson para que sueñes conmigo, Galia, para que me desees, Galia. ¿Ya te tocas como Pía, como Alison Ángel, como Ilse Monserrat, como Grace Wong, Galia? ¿Juegas con tu Secreto, haces crecer tu Estalactita, Galia? Artemio Cruz recordando en Regina a todas las mujeres que amó. Entrar al mar, esquivar las olas, bucear, cargarte en mis espaldas, Galia, sentir la forma de tus tetas, Galia, sentir tus pezones duros, Galia. Salir del agua, retozar en la arena, la playa para nosotros dos, Adán y Eva en el Paraíso. Mis labios en tu piel, Galia, la piel tibia, salada, la piel de Scarlett Johansson, la piel de Megan Fox. Las tres mariposas negras en mis labios. Mis labios en tus tetas, Galia, no las tetas de plástico de la Pamela Anderson, no las tetas de mármol de la Luciana Salazar, tus tetas pequeñas, Galia, tus pezones tiernos como los de Giovanna Blas, Galia. Los pezones de Penélope Cruz, los pezones de Amanda Kerr. Presionarlos con los labios, girar la punta de mi lengua en ellos hasta que se pongan duritos. Galia gime, Galia suspira. ¿Aprobaré, profesor? Juntacadáveres regresando a Santa María. Reptar a lo largo de tu piel como un sediento que busca un oasis en el Sahara. Mi lengua en tu ombligo, Galia. Cruzar la franja de blanquísima piel que hay debajo de tu ombligo y llegar a tu pubis, desbrozar el follaje, escalar el Monte de Venus, sentir un aroma a mar cada vez más intenso, llegar a Macondo, una hendidura en la tierra, separar los labios, los pliegues, la carne roja y lustrosa, un pozo, un hoyo, posar mis labios, una primera pasada de lengua de abajo hacia arriba, sentir el sabor de tu sexo en el paladar, la carne que se estremece. ¿Nunca te han hecho un oral, Galia? ¿Aún orinas agua bendita, Galia? La punta de mi lengua en tu clítoris, el clítoris de Bar Rafaeli, el clítoris de Alessandra Ambrosio, el clítoris de Claudia Schiffer, el clítoris de Angelina Jolie. Chuparlo, succionarlo, lamerlo, sentirlo crecer, ponerse duro. Escuchar tus gemidos, Galia, tus suspiros, Galia. Engullir, tragar. Tus caderas golpean mis sienes. Gritas, chillas, gimes, suspiras, lanzas alaridos como una perrita en celo. Explotas, bebo tus fluidos, el néctar que brota de tu vientre, sacio mi sed, mi hambre, mis deseos. Las mariposas negras volando en tus ojos, Galia. Ahora me toca a mí, profesor. Mi verga en tus manos, Galia, mi verga en tu boca, Galia, mi verga entre tus tetas, Galia, las tetas de Liz Vicius, las tetas de la Cicciolina, las tetas de María Ozawa, las tetas de Remedios la Bella. ¿Nunca has hecho un ruso, Galia? Deja que te enseñe. Aprenderás como Mily, aprenderás como Karem Geraldine. Dirás échese salivita para que se deslice suavecito como Yessenia. Así, apriétalo así. La piel tibia de tus tetas, Galia, mi verga dura, Galia, los latidos de tu corazón, Galia, mi verga explotando, Galia, mi verga haciendo erupción como ese volcán islandés de nombre impronunciable, Galia, el semen sobre las mariposas negras que despliegan sus alas y se echan a volar, Galia.

La tía Julia y el Escribidor


Novela de nuestro gran Mario Vargas Llosa, padre putativo de todos los escritores peruanos, aunque estos renieguen, denosten contra su maestro porque, gracias a los libros de Mario, han aprendido a escribir, aunque algunos no, y son los más.

"La tía Julia..." es una novela autobiográfica donde Marito o Varguitas, el personaje, cuenta sus amores con su tía Julia y el proceso de escritura de sus primeros cuentos y también es la historia y la histeria de Pedro Camacho, un boliviano escribidor de radioteatros que al final termina loco de tanto vivir pensando solo en su labor de escritor.

Releo esta novela después de diez años y más porque, recuerdo que, después de leer "La ciudad y los perros", novela que me deslumbró desde las primeras páginas, me volví fan de Vargas Llosa y busqué sus obras y puedo decir que las he leído casi todas, menos las últimas, porque en las primeras está el Vargas Llosa que quería cambiar el mundo con su escritura, el que soñaba con dedicarse solo a escribir.
Siempre es bueno volver a leer a los maestros, a los clásicos vivos, y Vargas Llosa lo es.
Esa es la portada de mi viejo ejemplar. Ah, y también leí la versión de Julia Urquidi, donde cuenta su "verdad" sobre esta historia con Marito. La tía Julia murió este año en Bolivia.

miércoles, 16 de junio de 2010

Un lugar llamado Oreja de Perro


Novela de Iván Thays que releo después de medio año. Un periodista, cuyo nombre no conocemos, viaja a este lugar donde llegará el presidente Toledo para iniciar el donativo de dinero para los campesinos que sufrieron durante la guerra de Sendero. El periodista conoce a Jazmín, una embarazada que habla con los ángeles y que se le entrega de arranque. Aunque fue finalista del premio Herralde 2008, esta novela carece de ese espíritu del Perú profundo que nos muestra las obras de Arguedas, de Ciro Alegría, de Manuel Scorza. Todo es disforzado aquí: la mamada que le hace Jazmín al periodista, las puyas con Tomás, el flirteo con Maru, la antropóloga. Thays escribe bien, pero para escribir sobre la guerra de los ochenta hay que haberla vivido, no basta con leer el informe de la CVR ni escuchar los testimonios de las víctimas. Al final del libro hay una larga lista de personas a las cuales agradece y parece que ninguna de ellas le dijo mira, hijito, esto no es lo tuyo, mejor escribe sobre otra cosa, o viaja a Ayacucho. Está como cuando Cueto escribe sobre la guerra: todos sus personajes, cholos y limeños y militares hablan de la misma manera. Dizque Thays se demoró ocho años en escribir esta novelita, mmm, suena raro. Pero, en fin, entre más se escriba sobre lo que pasó en los Andes, mucho mejor, pero antes hay que leer a maestros del tema como Óscar Colchado Lucio, Sócrates Zuzunaga Huayta y un par de nombres más que tengo en la punta de la lengua. A pesar de sus carencias, es una novela que me gusta porque así nomás no releo los libros que llegan a mis manos. La mayoría apenas se quedan en las páginas iniciales y de allí se las obsequio a mis alumnos que todavía tienen todo el tiempo del mundo para leer lo que sea.

martes, 15 de junio de 2010

Animal nocturno

Un psicópata anda sembrando el terror en las calles de Lima. Ya ha matado a una prostituta y a una secretaria que salía de un hostal después de encontrarse con su pareja. ¿Quién será su próxima víctima?
En el Colegio Mayor, una alumna se enamora de su profesor de comunicación. ¿Qué hará cuando descubra que este es el asesino de mujeres?
Una mujer, dada de baja en la policía nacional, anda buscando sexo en las discotecas limeñas. ¿Qué pasará cuando el asesino la elija como víctima?
Un hombre que ha visto sufrir a su madre a manos de sus hermanos. Una madre que clama venganza desde el más allá.
Las mujeres que ha amado, los trabajos que ha realizado para alcanzar el lugar en el que ahora está. La historia familiar. El recuerdo.
Esta es más o menos la trama de "Animal nocturno" o "Criaturas de la noche" o el nombre que luego se me ocurra porque a veces escojo un título y luego encuentro otro mejor y lo cambio pero tiene que ser algo relacionado con un depredador humano y con la noche. Es un proyecto de largo aliento. Veremos en qué termina.

Clima loco

Ayer hizo un frío polar, hoy salió el sol y yo siento un picazón en la garganta. Nomás que no me dé gripe esta semana en que tengo la actividad por el día del padre así que a abrigarme y cuidarme.

Una estúpida

En mi colegio hay una imbécil que se cree no sé qué... la dueña del colegio, la no sé qué mierda. Es una de esas tías sobonas, franeleras, que ya llegó a su techo y allí se morirá como mi antecesor y le pondrán su nombre a un pabellón y ya, eso será todo lo que ha logrado. Y era una mujer inteligente, la conozco desde los años de la universidad, el destino de mierda quiso que nos encontráramos después de terminar nuestras carreras. Y ahora me cae antipática, será que yo soy todo lo contrario a ella: me importa una mierda ese colegio, yo siempre he dicho que estoy de paso. Carajo, hoy entró a mi clase sin pedir permiso y les estuvo llamando la atención a los alumnos porque los huevones se pelearon por una chica. No le dije nada aunque tuve ganas. Ya llegará el día. A la mierda con ella.

sábado, 12 de junio de 2010

Nancy manchego - Camino al cielo www.uripa.tk

No se le escribe al aire

Si escribes y pasan dos meses y no te responden, ¿qué harías? Si te dicen te escribiré y no la hacen, ¿qué haces? Si estás en línea y te dicen vuelvo y no vuelven, ¿qué haces?

La mano que se mueve en la oscuridad


Novela del profesor Luis Nicolás Chambilla Herrera, Premio Nacional Horacio de la Derrama Magisterial 2009. Un par de muertos en forma extraña, un par de personas que desaparecen del lugar del crimen, un par de mujeres que callan, un libro dentro de otro libro. En fin, una novela negro-criminal con algo de Poe, del Vargas Llosa de "¿Quién mató a Palomino Molero?", pero novela fallida, que se queda en la pretensión de ser una novela policial con unas cuantas muertes y enigmas que al final se pierden en la intrascendencia.

El Premio Horacio puede ser un buen trampolín a ligas mayores, recordemos que de aquí han salido autores como Óscar Colchado Lucio que ahora publica en Alfaguara, Ediciones SM, Sócrates Zuzunaga Huayta, reciente Premio Copé en novela, y que tiene, y ha tenido, jurados de lujo como Alonso Cueto, el propio Colchado Lucio -todos ellos miembros del magisterio nacional- y que el monto es uno de los más altos que se dan en el Perú y el concurso es uno de los más serios, sin mecidas ni estafas como otros concursillos de medio pelo que hay en el país, que ya lleva casi veinte años buscando autores entre los maestros. Quizá la limitación en el número de páginas obliga a la condensación pero hay novelas breves que son joyas como "Pedro Páramo", "La invención de Morel", "Aura", "Carlota Fainnberg", "El dueño del secreto".

Esta novela la leí en una pausa de "La tía Julia y el escribidor" que comentaré luego.

jueves, 10 de junio de 2010

Animal nocturno

Voy a pasos acelerados escribiendo esta novela que espero tenga unas 400 páginas como mínimo. Es una novela, ensayo, autobiografía, etc., en la cual me pongo a inventar, a contar mi vida y a hablar pestes de todos los mierdas y las mierdas que han tenido la mala suerte de cruzarse en mi camino, no perdona a nadie, ni a mis ex amores, ni a mis ex amigos ni a los estafadores, mentirosos, mediocres y toda la lacra humana que he conocido alguna vez. Tengo todavía el resto del año para terminarla, corregirla y meterme un premio en el bolsillo. Después de "La titiritera", esta es la obra de más páginas que espero escribir. ¿Que nadie me la publicará? Me importa un carajo, ya la chuntaré algún día con el Planeta o el Alfaguara o lo que mierda sea y "Animal nocturno" verá la luz y todo lo demás será mierda.

Jueves

Después de cocinar, una siestesita en mi camita bien abrigado para ahuyentar este frío de mierda pero al costado la Nela llora porque su madre no la quiere y el sueño no me viene. ¡Carajo!

lunes, 7 de junio de 2010

Cumpleaños

Creo que este ha sido el mejor cumpleaños desde que murieron mis padres. Ayer mi hermana y familia me trataron como rey y hoy en el trabajo me salió el lonche gratis. Esos son los verdaderos amigos y no aquellos que esperan que tú les des algo para luego retribuirte, que encima se golpean los pechos y se sienten lastimados por ciertos desaires tuyos, pero menos mal que no vivo de esas personas ni espero nada de ellas. Ya sabré agradecer cuando llegue el momento.

sábado, 5 de junio de 2010

Balance

Se acaban mis 41 años. En todo me ha ido bien, he logrado algunos objetivos, tengo proyectos, sueños, todavía miro con expectativa los días que vendrán. Así que a continuar.

viernes, 4 de junio de 2010

jueves, 3 de junio de 2010

Dueña de mi corazón (Daniela Romo)

Volvere Chiquetete

La cita


Mierda, otra vez sin agua, maldijo Karem, y justo ahora en que tengo mi primera cita con Agustín. ¿Y ahora con qué me baño? Me olvidé de llenar los baldes. Tendré que gastar de mi desayuno, mañana tomaré Coca Cola nomás. Qué piña soy. Sería la muerte ir apestando a perro muerto a mi primera cita. Algo apesta por aquí, Karem. Por si acaso, yo me baño todos los días, Agustín, claro que esta noche solo me he lavado lo indispensable porque los terrucos han volado una torre por mi zona y nos dejaron sin luz.
Sacó de su bolso la cinta que le había regalado Agustín y lo puso en el tocacaset a pilas, apretó play y la voz viril, gruesa, de Leonardo Favio brotó del parlante: Mi amiga, mi buena amiga, / mi amante niña, / mi compañera, / quisiera contarle al mundo / lo que es tenerte una noche entera, / y recorrer tus caminos, / tu vientre fino / y tu piel de seda… Sintió una oleada de placer recorriendo cada centímetro de su cuerpo. ¿Agustín lo estaría invitando a una orgía? ¿No era obvio?: …recorrer tus caminos (que llevan hacia tu Secreto), / tu vientre fino (donde sembraré mi simiente). Agustín se estaba arrojando con todo y zapatos a la piscina.
Se echó espuma en las axilas y se las rasuró. Menos mal que el último domingo se había depilado las piernas y los brazos. Se lavó los cabellos, largos, enrulados, color bronce quemado, con champú y reacondicionador. Jabonó minuciosamente cada parte de su cuerpo, sus senos grandes y duros, su trasero redondo y abundante, sus piernas largas y elásticas. Cómo olvidar tu pelo, / cómo olvidar tu aroma, / si aún navega en mis labios/ el sabor de tu boca, se ponía nostálgico ahora el cantante argentino. ¿Cuándo me has besado para que digas que extrañas el sabor de mi boca? ¿O estarás pensando en Mily? Supongo que con ella sí habrás chapado rico, ¿verdad? Pero yo te haré olvidar esos besos, Agustín, lo juro.
Mi primera cita con Agustín. Quién lo iba a creer. Por fin se me mandó con todo: Karem, ¿qué haces esta noche? Nada, ¿por? ¿Puedo invitarte a salir? Claro, si gustas. Casi le pregunto por qué no invitaba a Mily. ¿Se habrán peleado? Ojalá.
¿Y si se me declara?: Karem, estoy enamorado de ti. ¿Y Mily? Que esa flaca se vaye al diablo. Cómo puedes hablar de una mujer así, Agustín. En serio, por mí que desaparezca del mundo y me daría igual. ¿No estás enamorado de ella?, ¿no es tu chica? ¿Quién dice eso? Todos. Todos sabes que entre ustedes hay algo. Son puras habladurías nomás. Nunca hubo nada entre Mily y yo, solo somos amigos. ¿Amigos nada más? Claro. Pero si siempre andabas tras ella como un perro olisqueándole el trasero. La gente habla porque tiene boca. ¿Acaso tú nunca has tenido un amigo íntimo?, ¿un confidente?, ¿un cómplice?, ¿un amigo del alma?, ¿un pata? De la amistad al amor hay un solo paso. ¿Acaso no puedes ser amigo de una persona sin estar con ella? Son pocas las personas que saben lo que es la verdadera amistad. De quien siempre he estado enamorado ha sido de ti, Karem. No me digas. Sí te digo: desde que llegaste a trabajar aquí me dije esa es la chica que siempre estuve esperado. ¿Y qué hiciste estos dos años que ni siquiera trataste de conquistarme? Andabas como un perro detrás de Mily, ¿no? Tú andabas con tus amigas, no eras sociable, tenías tu grupito. Pero todavía es tiempo, ¿o no quieres ser feliz por el resto de tu existencia? ¿A tu lado? Claro. ¿Por qué no? ¿O soy poca cosa para ti?
No ves que estoy llorando como un niño, / como un mendigo pido tu cariño, / no tengo dignidad ni tengo orgullo / porque te amo mucho más que eso, suplicaba Sabú desde el caset. Tampoco tengo que ser tan dura, de repente es cierto y solamente fueron amigos. De quien siempre he estado enamorado ha sido de ti, Karem, ¿o no te has dado cuenta? Sí, por ahí escuché rumores de que estabas enamorado de mí, pero la gente habla porque tiene boca, ¿no? ¿Quieres ser mi chica, Karem? ¿Tu chica? Bueno, mi novia, mi pareja, mi enamorada. ¿O tu amiga íntima?... Mi futura esposa… Tú avanzas muy de prisa, Agustín, para tu carro. Stop. No corras si puedes caminar.
Tengo que hacerlo sufrir un poco. Nada de aceptarlo a la primera cita. Primero tenemos que conocernos, Agustín, ¿no crees? Justamente por eso te he invitado a salir, Karem, y espero que no sea ni la primera ni la última vez. Eso depende de ti, Agustín. Después nos vamos al Bulevar, a las Rejas, a la avenida la Marina… ¿Qué me dices? Dame un tiempo para pensarlo. ¿Pero tengo esperanzas? Claro que sí.
¿Y si Mily lo mandó al diablo y quiere estar conmigo por despecho? ¿En serio que no pasó nada entre Mily y tú? Te juro que nunca hubo nada entre ella y yo, Karem. Fue un error en mi vida. Te advierto que yo no como platos de segunda mano, Agustín.
Karem salió de la ducha, se paró frente al espejo, levantó los brazos y se embadurnó las axilas con Etiquet. Ahora Jeannette añoraba desde el caset alguna lejana noche de pasión desenfrenada: Tantas veces, / recorriste tantas veces / mi cuerpo con tus manos. / Tantas veces, / recorriste tantas veces / mi cara con tus labios… Soñar no cuesta nada, Agustín, así que es mejor que no te me mandes con todo porque te puede caer un cachetadon. Yo no soy Mily, a mí no me vas a venir con el cuento de que desde que llegaste me dije esa es la chica que siempre he estado esperando. A mí no me vas a llevar a ningún callejón oscuro para dar rienda suelta a tus bajos instintos. Claro que no. Yo no soy Mily.
Para mí que este caset Agustín lo grabó para Mily: tantas veces recorrí tu cuerpo (frágil, delgado, sin curvas) con mis labios. Clarito le está refrescando la memoria. Esa Mily tampoco era ninguna santa a pesar de su carita de mosquita muerta. Qué no habrán hecho en el Leo’s. ¿Por qué diablos habrán terminado? ¿Y si quiere hacer lo mismo conmigo? Conmigo el tiro te va a salir por la culata, Agustín, yo no soy ninguna cojuda, por si acaso, yo tengo las garras bien afiladas.
Karem se peinó la larga y ondulada cabellera. Parecía Medusa. Yo te voy a convertir en piedra, Agustín, eso no lo dudes. Le sonrió a su imagen en el espejo. Se sopesó los inmensos y blancos senos de oscuros pezones. Tengo lista mi artillería pesada, Agustín: pelotón, apunten, fuego: ¡pum!, y Agustín cayó muerto por dárselas de pendejo con Karem. Estas son piernas, Agustín, estas son tetas, éste es un trasero de mujer y no ese potito flácido y chorreado de tu amorcito imposible. El amor es ciego, ¿verdad?
Para mí que esos idiotas se han peleado y Agustín me está utilizando para vengarse. ¿Cuándo me invitó siquiera una gota de agua? Desde que llegaste me dije esa es la mujer que siempre estuve esperando. Puro cuento nomás. ¿Creerá que soy imbécil? ¿Me habrá visto con cara de huevona? Se aprovecha de mí y luego me dice que lo siente, discúlpame, pero esa noche de nuestra cita estaba borracho y no sabía lo que decía y hacía. Me come y me deja, el muy pendejo. ¿Y a quién le reclamo luego? Mejor tomo mis precauciones por si las moscas.
¿Y si llamo a Mily? Mily, ¿estuviste con Agustín? ¿Por qué? Me ha invitado a salir, y como ustedes andaban siempre juntos de arriba para abajo, no quisiera chocar con nuestra amistad. Aunque Mily nunca ha sido tan amiga mía, que digamos. Además, en el amor todo vale, ¿no?
Karem terminó de maquillarse. Tenía un rostro perfecto, la piel lozana, fina, las pestañas largas, los ojos castaños claros, grandes.
Esta noche Diana sale de cacería, pensó, mientras se ponía la ropa interior color negro que había comprado saliendo del trabajo ni bien Agustín le había invitado a salir. Ahora Leonardo Favio volvía a la carga con su Quiero aprender de memoria / con mi boca / tu cuerpo, / muchacha de abril / y recorrer tus entrañas / en busca del hijo / que no ha de venir. ¿Agustín querrá tener un hijo conmigo? ¿Me estará diciendo ya es tiempo de que seas madre, Karem? Pero está diciendo en busca del hijo que no ha de venir. Conmigo no hay peligro de que salgas embarazada, Karem, yo sé hacer estas cosas, ¿o alguien me está reclamando la manutención de un hijo? Lo mismo le dijo a Mily, seguramente: sació sus bajos instintos y luego la dejó tirada como un estropajo. Estoy embarazada, Agustín. ¿Por qué mierda no te cuidaste? ¿Quién te dijo que me abras las piernas? Primero Mily, luego Karem. Pero yo no soy ninguna cojuda, Agustín, a mí no me vas a comer como a una blanca y mansa palomita, claro que no, juega conmigo y me conocerás.
Cómo me duele la piel / de tanto pensar en ti, / me desespero por besarte y en cada abrazo dejarte / por siempre tatuada en mí, gemía, esperanzado, Leonardo Favio. Este caset Agustín lo grabó para su amorcito imposible, no me queda la menor duda. Como Mily no se lo quiso recibir, me lo dio a mí en vez de tirarlo a la basura. Le hubiera dicho que las baladas me aburren, me dan sueño. ¿No le está rogando diciéndole Cómo me duele la piel (del cerebro) / de tanto pensar en ti (Mily)? ¿No te das cuenta cómo estoy sufriendo por ti? Tú eres la última gota de agua en mi desierto, no dejes que muera de sed, dame vida. Me dan ganas de llamar y cancelar esta cita de mierda: disculpa, Agustín, pero tengo cólicos, mejor salimos en otra ocasión, ¿OK? ¿Y si me dice te llevo en el carro al hospital? Qué bueno eres, Agustín. Yo siempre he esperado un hombre que se preocupe por mí, que esté a mi lado en las buenas y en las malas.
Se puso su vestido negro, que tenía un corte a lo largo del muslo derecho que dejaba a la vista su piel blanca como la nieve.
Se asomó a la ventana y contempló la ciudad desde el octavo piso del edificio. La Realidad parecía un tablero de ajedrez con sus partes oscuras causadas por el apagón y las partes iluminadas por los grupos electrógenos. ¿Qué te parece si mejor nos quedamos aquí nomás, Agustín? Salir con este apagón es peligroso, los terrucos deben estar merodeando por los callejones oscuros, ¿no escuchas ese tiroteo? ¿Cuál es tu plato favorito? Te lo preparo, así pruebas mi sazón, te aseguro que te vas a chupar todos los dedos. Por allí tengo unos LPs de Juan Torres y su órgano melódico como para alegrar la noche.
¿Y si quiere divertirse para olvidar a su amorcito imposible? Tan estúpida no soy, aquí hay gato encerrado. Por algo me ha invitado a salir ese hombre. ¿Si quiere ayuda para reconquistar a Mily? Karem, ayúdame con Mily, sino me voy a morir de amor. ¿Y para pedirme eso me has invitado a salir? Largo de mi casa, Agustín. Alto, no, no, esa estrategia está mal, Karem. Ya, Agustín, no te preocupes, yo voy a hablar con Mily. Al final no muevo un dedo: lo siento mucho, Agustín, pero Mily dice que ya no te ama. No llores, algún día conocerás a una mujer que te merezca y serás feliz, ya lo verás, mujeres hay hasta por gusto, no vale la pena que estés sufriendo por alguien que no te merece. Paciencia y encontrarás el verdadero amor.
Karem miró su reloj: faltaban cinco minutos para la hora de su cita. ¿Agustín sería puntual como decían? Dio la media vuelta para darse los últimos arreglos y en ese instante escuchó gritos, pedidos de auxilio provenientes de la calle. Giró sobre sus talones y se asomó a la ventana: vio gente corriendo en todas direcciones gritando ¡coche–bomba!, ¡coche–bomba! Idiotas, ese es el auto de Agustín. ¿Por qué se habrá estacionado mal? ¿Se habrá echado sus tragos para darse valor conmigo o para olvidar a la puta de su amorcito imposible?
La gente seguía corriendo, gritando. Huevón, me estás haciendo quedar mal con mis vecinos. ¿Cómo mierda se te ocurre venir borracho a buscarme? ¿Qué va a pensar la gente, que yo saldo con cualquier hombre? Ahora mismo te mando a la mierda a ti y a tu cita. Qué te habrás creído, ¿que yo soy tu mamá para que me vengas a llorar cuando una mujer te manda al diablo?
Karem dio la media vuelta, dio un par de pasos, y en ese preciso momento un resplandor iluminó todo el interior del departamento envolviéndola en su luz infinita. Antes de desintegrarse, Karem se acordó de sus clases de Historia Universal, de las bombas atómicas que cayeron sobre Hiroshima y Nagasaki.
Leonardo Favio dejó de quejarse desde el caset.

Junio

Estamos en el sexto mes del año, ya casi llegamos a la mitad de este 2010, rapidito pasan los días, se van como una gota de agua en el desierto.