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miércoles, 15 de abril de 2015

Semifinalistas

Semifinalistas del concurso de novela infantil Altazor 2014

sábado, 11 de abril de 2015

Entrevista de El Heraldo Literario

     Harol Gastelú Palomino, escritor ayacuchano, nacido en las afueras de la “Bella Esmeralda de los Andes” Huanta. Autor de numerosas publicaciones y ganador de muchos lauros literarios a nivel nacional e internacional; estuvo en nuestra ciudad de huamanga acompañado de sus dos sobrinos Diego y Nacho. En su breve estadía en la ciudad de las treinta y tres iglesias, visitó algunos lugares turísticos, las Pampas de Quinua, el mirador de Acuchimay, entre otros; también aprovechó su estancia para visitar la tumba de Edith Lagos, en el cementerio general de nuestra ciudad. 


      El autor de “Viaje al corazón de la guerra” indicó que su breve visita a Ayacucho es con la finalidad de obtener algunos datos para su próxima obra que va preparando… Después de un breve recorrido se enrumbaron a la “Bella Esmeralda de los Andes” Huanta para visitar a algunos familiares. 



      El Heraldo literario blogspot.com, aprovechó su permanencia momentánea, para robarle algunas palabras y conversar acerca de su carrera como escritor y sus proyectos. 



     Harol Gastelú, en su corta carrera como escritor, obtuvo una serie de galardones literarios. Su novela “CADENA PERPETUA”, es la más premiada: el 2005, en su primera versión, y con el título de Agustín el guerrillero, obtuvo una mención en el Premio Nacional Horacio de ese año, el 2008, con el título de Cadena perpetua, ganó el Premio Pasacalle de Novela Política, el 2011, con el título de Para siempre, fue finalista del premio de novela corta Oscar Wilde en España. Asimismo, de sus páginas se desprendió el cuento con el cual el autor obtuvo el premio Cuentos Feria del Libro de Trujillo 2007, fue finalista en el Premio Cosecha Eñe de España 2010 y ese mismo año obtuvo una mención de honor en el VI Concurso de Cuentos de la Asociación Cultural Peruano Japonesa. 

   Entre sus publicaciones encontramos: el libro de cuentos Historias urbanas (edición de la Derrama Magisterial, 2005), las novelas Cadena perpetua (editorial Pasacalle, 2010), La agonía de Juan de Dios (edición de la Derrama Magisterial, 2012), Viaje al corazón de la guerra (Ediciones Altazor, 2013). Integra las antologías Sexto Continente (ediciones Irreverentes, España, 2010), Monsieur Wylie y ocho cuentos en busca de autor (Bisagra Editores, Huancayo, 2010), Ten en cuento a La Victoria 2011 (municipalidad de La Victoria, 2011), Salvemos al Palais Concert (editorial Vivir sin enterarse, 2013).

ENTREVISTA: 


¿HAROL GASTELÚ PALOMINO, DONDE Y CUANDO NACE?

Gracias Lenon, primero por la oportunidad que me das para esta entrevista… Nací el 6 de junio de 1968, en las afueras de Huanta, en Cangari. Me iban a escribir en Huanta, en Vitarte... pero mi padre me escribió en Huancavelica en su pueblo, yo creo que soy un huancavelicano de casualidad… (Risas…) porque mi corazón es ayacuchano. Pero, soy del pueblo. Me siento ayacuchano y huancavelicano, amo a los dos lugares, amo a mi pueblo. 



LO QUE MÁS SORPRENDE DE HAROL GASTELÚ… LA CANTIDAD DE GALARDONES QUE OBTIENE. A QUE SE DEBE TANTOS GALARDONES. ¿CUÁL ES TU SECRETO? 

Mi secreto nada, yo creo que se debe a la constancia y a la dedicación, porque, yo escribo todos los días, soy profesor tengo clases en la tarde y escribo en las mañanas y volviendo del trabajo en las noches. Mando a los concurso buscando una oportunidad para salir adelante, para no dejar que mis obras queden en el anonimato o en el olvido como suceden muchas veces. Creo que, se debe a la disciplina y a la constancia. 

¿VEO QUE TU TRABAJO SIEMPRE DA FRUTO, DONDE USTED ENVÍA SIEMPRE SALE GANADOR? 
Es la dedicación, el corregir, pulir, hacer que… lo que escribo quede casi perfecto, y se debe a eso, no solamente escribo y digo huy… soy un genio, soy un Borges, soy un Vargas Llosa, sino que escribo, corrijo, pulo, trato de que mis obras queden perfecto como te decía, yo creo que se debe a eso. No a escribir por escribir o mandar por mandar, yo también sé cuáles son mis limitaciones, hay concursos a las cuales todavía no me atrevo a enviar, estoy pensando en el futuro pero por el momento todavía no.

TU INQUIETUD EN LA LITERATURA ¿CUÁNDO NACE? 

Nace cuando estuve en el último año del colegio, en la secundaria, me enamoré de una chica, le escribí un poema que nunca lo mande, porque pensé, que a fin de año le voy a juntar más poemas y le voy a mandar, pero un día se fue y me dejo con el corazoncito hecho pedazos, y empecé a escribir poemas y de allí cuando estuve en la universidad escribí cuentos y después ya novelas. Allí nace, cuando era jovencito. 

¿QUÉ ESCRITORES INFLUENCIARON EN TUS ESCRITOS? 

Primeramente, mi papá tenía una pequeña biblioteca donde había novelas como: Madame Bovari, había obras de shakespeare, había obras de Qou Vadis, Ben Hur, esos libros los he leído una y otra vez, ya estando en la universidad empiezo a leer a los autores del Boom, Vargas Llosa me lleva a Fuguet, después a Joyce a Hemingway, a todos ellos; y de todos ellos he aprendido un poco. Y  yo creo que lo debo más a Vargas Llosa, Arguedas, Ciro Alegría, a Manuel Scorza entre otros. 

¿CUAL FUE TU PRIMERA OBRA QUE ESCRIBISTE? 

 Tengo por allí, unas novelitas amorosas que escribí hace años, cuando estuve enamorado. Algún día lo voy a corregir… y están inéditas. 

¿QUÉ LENGUAJE UTILIZA HAROL GASTELÚ? 

Lo cotidiano, el que yo hablo, el que yo poseo, no soy preciosista, no soy barroquista soy un tipo normal, escribo la palabra de las que conozco, esas son los que utilizo, esos son mi lenguaje común y corriente. 


HÁBLENOS DE TUS OBRAS, TUS NOVELAS… 

La última, es Viaje al Corazón de la guerra, es la historia de Ayacucho, es sobre la historia familiar, algo de ficción pero más es historia real. Después, está Cadena Perpetua, que también trata del tema de la subversión, la historia de un cantuteño condenado a cadena perpetua y gracias a su imaginación logra sobrevivir. Tengo otra novela que se llama, la Agonía de Juan de Dios, que es la historia de mi padre, y cuento ahí las cosas que le sucedió. Después de esas tengo otras novelas que la estoy trabajando, las estoy puliendo. Las tres que las he publicado son: Cadena perpetua, Viaje al Corazón de la guerra, Agonía de Juan de Dios, y se viene una novela que se llama, Tu que miras el Mar; es una historia de amor entre dos chicos que se conocen en la playa de Pisco, un final no feliz en el terremoto del 2007, y me lo van a publicar en ediciones Educarte, gané el año pasado ese concurso. Y también tengo otra novela que también trata de la subversión, que se llama Tras los pasos de Edith, con la cual quede el segundo lugar en los juegos florales de Huancayo y también la van a publicar este año espero que salga lo más antes posible. 


EL OBJETIVO, LA FINALIDAD DE TUS ESCRITOS, DE TUS NOVELAS ¿CUÁL ES? 
Depende, por ejemplo las novelas que tratan de la subversión es que la gente, los jóvenes conozcan las cosas que han pasado en nuestro pueblo, en el país entero, sobre todo en Ayacucho, porque el tiempo va cubriendo en la memoria como un manto de olvido. Y a veces uno piensa que no pasó nada, que bonita esta la ciudad, que está progresando, pero que hay detrás de todo eso, todo lo que a sufrido nuestro pueblo, de todo que hemos sufrido algunos, personalmente. Ese es el objetivo, la de dar a conocer cosas que han sucedido en el país. 


¿CÓMO INFLUYE LA GUERRA POLÍTICA EN TUS OBRAS? 

Bastante, porque he sido víctima de la guerra política, de parte de madre y padre,  muchos familiares han sido muertos, desaparecidos y todo eso en algún momento aparece en los escritos. Y eso me ha motivado a escribir. 

¿QUÉ LIBRO SUYO RECOMIENDAS AL PÚBLICO PARA LEER? 
Ahí está, Viaje al Corazón de la guerra, que trata sobre nuestra historia de los 80’ también Cadena Perpetua esas dos novelas y la que se viene, Tras los Pasos de Edith, que también es una historia de Edith Lagos. 

¿QUIÉNES SON TUS AUTORES FAVORITOS, A QUIENES LEES? 

Vargas Llosa, Julio Cortázar, Poe, Carlos Fuentes, Puig, Javier Marías, Hemingway, Faulkner, Fuguet, Mutis, Joyce, Alonso Cueto. Son tantos los libros que leo… Hay que leer a Maupassant, a Chejov, a Kafka, José Donoso, a James, Lo importante es leer, y aprender de lo que se lee. 


¿TIENES REFERENCIA DE LOS ESCRITORES AYACUCHANOS? 

Nada, pocos… no soy de relacionarme mucho, gracias más bien a ediciones Altazor, a Willy del Pozo que me trajo hace un par de meses para presentar mi novela, Viaje al Corazón de la Guerra, y es ahí que empiezo a conocer a los poetas, escritores e intelectuales ayacuchanos. 


UN MENSAJE A LA JUVENTUD PERUANA Y A LOS AYACUCHANOS, Y SOBRE TODO A LOS QUE ESTÁN EN ESTO DE ESCRIBIR… 

Que si quieren escribir, que escriban, que escribiendo se aprende  a escribir. Yo no he estudiado literatura pura, tampoco he ido a talleres de escritura, todo lo que he logrado hasta ahora lo he logrado gracias a mi constancia, a mi dedicación a mi esfuerzo.  Y los que tienen sueños, los que quieren ser escritor y poetas a escribir, a contar, eso es lo principal. Porque todos soñamos con algo, pero a veces esperamos que ese sueño se haga realidad, pero con la ayuda de otro. Cada uno lucha por su destino, cada uno lucha por su sueño, eso sería mi mensaje a los jóvenes. 


BUENO HAROL, PALABRAS FINALES. 

Muchas gracias Lenon Tutaya, por esta oportunidad que me estás dando para llegar a los demás y ojala que no sea la primera ni la única vez que nos encontramos… Muchas gracias a ti.

Entrevista

http://heraldoliterio.blogspot.com/2014/01/entrevista-harol-gastelu-palomino.html

Días de lluvia

Parecía que iba a ser una lluvia más de esas a las cuales estamos acostumbrados los que vivimos por la zona, pero no, la lluvia seguía cayendo imparable. Una hora, dos, tres horas. El cielo se oscureció más de lo que estaba ya. Empezaron a retumbar los truenos. Los chicos fueron evacuados a sus hogares ni bien la lluvia amainó.
Yo también partí a mi casa donde me esperaba la familia preocupada pues las noticias que empezaban a propalar los medios de comunicación y redes sociales eran alarmantes. Pero fue imposible encontrar algún vehiculo porque el lodo y las piedras hacían imposible el paso de cualquier transporte.
Caminé y caminé. La ciudad se sumió en las tinieblas pues habían cortado el fluido eléctrico.
Ríos de lodo se deslizaban de los cerros. Me hundí en el fango hasta el cuello, perdí mis lentes. Pero no era el único, cientos de personas, en mis mismas condiciones, iban por las orillas de la carretera en ambos sentidos. Dicen que la desgracia hermana. Y es cierto porque empecé a caminar con una desconocida que seguía mi misma ruta.

Varias horas después, ya con la ropa y los zapatos estropeados, llegamos a la ciudad. Cuando íbamos a cruzar el parque, nos detuvimos al ver un corro de personas y escuchar una voz estentórea. Era un tipo con los cabellos largos y la barba crecida que predicaba, Biblia en mano, la llegada de un nuevo diluvio universal. Estaba empapado de pies a cabeza como nosotros, se parecía a esos muñecos de barro que mis hermanas y yo hacíamos de arcilla en nuestra infancia. Pedía que la gente se arrepintiera de sus pecados, que dejaran de fornicar, fingir y mentir, pero los espectadores solo se sonreían. Los dejamos allí pues la lluvia había empezado a caer de nuevo y en casa nos esperaban.

El diluvio

Parecía que iba a ser una lluvia más de esas a las cuales estamos acostumbrados los que vivimos por la zona, pero no, la lluvia seguía cayendo imparable. Una hora, dos, tres horas. El cielo se oscureció más de lo que estaba ya. Empezaron a retumbar los truenos. Los chicos fueron evacuados a sus hogares ni bien la lluvia amainó.
Yo también partí a mi casa donde me esperaba la familia preocupada pues las noticias que empezaban a propalar los medios de comunicación y redes sociales eran alarmantes. Pero fue imposible encontrar algún vehiculo porque el lodo y las piedras hacían imposible el paso de cualquier transporte.
Caminé y caminé. La ciudad se sumió en las tinieblas pues habían cortado el fluido eléctrico.
Ríos de lodo se deslizaban de los cerros. Me hundí en el fango hasta el cuello, perdí mis lentes. Pero no era el único, cientos de personas, en mis mismas condiciones, iban por las orillas de la carretera en ambos sentidos. Dicen que la desgracia hermana. Y es cierto porque empecé a caminar con una desconocida que seguía mi misma ruta.

Varias horas después, ya con la ropa y los zapatos estropeados, llegamos a la ciudad. Cuando íbamos a cruzar el parque, nos detuvimos al ver un corro de personas y escuchar una voz estentórea. Era un tipo con los cabellos largos y la barba crecida que predicaba, Biblia en mano, la llegada de un nuevo diluvio universal. Estaba empapado de pies a cabeza como nosotros, se parecía a esos muñecos de barro que mis hermanas y yo hacíamos de arcilla en nuestra infancia. Pedía que la gente se arrepintiera de sus pecados, que dejaran de fornicar, fingir y mentir, pero los espectadores solo se sonreían. Los dejamos allí pues la lluvia había empezado a caer de nuevo y en casa nos esperaban.

Parecía el fin del mundo

Estábamos hablando sobre el arte rupestre, sobre las pinturas halladas en las cuevas de Tito Bustillo y Lascaux, sobre mi visita a la península Cantábrica para escribir un ensayo sobre los orígenes de la pintura, cuando empezó a llover. Faltaban pocos minutos para las tres. Pensé que iba a ser una llovizna como la de los últimos días pero me equivoqué. A cada minuto que pasaba, la intensidad iba en aumento. El patio se convirtió en una piscina.
Está lloviendo como en Macondo, dijo una de las chicas. Minutos después diría que estaba lloviendo como en el diluvio universal. Recordé la historia de Noé que me contaba mi padre, Biblia en mano, en los lejanos días de mi infancia.
Si sigue lloviendo así, va a caer un huaico, dijo otra de las chicas.
El cielo se había oscurecido. Empezaron a retumbar los relámpagos y rayos. Las alarmas de emergencia se activaron y nos pidieron que subiéramos al último piso para ponernos a salvo ante una posible inundación.
La intensidad de la lluvia había crecido tanto que parecía que los bomberos nos estaban echando agua para apagar un incendio.
Las chicas fueron presas del pánico, de la desesperación. Algunas se desmayaron, otras lloraban incontrolablemente.
Un estruendo terrible se escuchó por los alrededores. Un hongo oscuro y siniestro se elevó hacia las alturas. Parecía que la Coalición estaba bombardeando Raqqa.
Huaico, dijo una chica. Es el fin del mundo, dijo otra.
Parecía. Parecía que en el cielo se estaba librando la batalla del Juicio Final entre las huestes de Satanás y los Ángeles. El cielo estaba más negro que nunca, los rayos, truenos y relámpagos reventaban cada vez más seguido. Y seguía lloviendo.
Este es mi fin, pensé. Estaba empapado de pies a cabeza. Había perdido mis lentes y no veía más allá de mis narices. No había señal para comunicarme con los míos. Yo había venido a Chosica en busca de sol después de soportar más de diez años los crudos inviernos limeños. ¿Querías sol?, me reproché. Pues aquí tienes sol.
A las cinco y minutos, cuando la lluvia amainó, al fin pudimos salir. Afuera el paisaje era desolador: piedras, lodo por doquier. Las casas destruidas, los cadáveres flotando, los sobrevivientes cubiertos por capas de barro como esculturas de terracota.

Me trepé al primer helicóptero de rescate para ser evacuado. Mientras me alejaba del lugar del desastre, juré que el otro año estaría lo más lejos posible de Chosica.