EspaInfo.es

espainfo.es
estamos en

miércoles, 19 de diciembre de 2012

El fin del mundo


-Falta una semana para el fin del mundo –me dijo Nuria.
     Le iba a decir ¿tú también crees en esas estupideces?, pero me abstuve. Le sonreí y seguí oyendo su perorata sobre las predicciones de los mayas asociándolas con los frecuentes temblores, los abruptos cambios de temperatura, las lluvias diluvianas, hasta la crisis española y la reelección de Obama: ¿te imaginas a un negro en la Casa Blanca? Me imaginaba, pero imaginaba otras cosas, por ejemplo imaginaba cómo estaría la Tierra el 22 de diciembre, un día después de su fin. ¿Estará sembrada de cadáveres?, ¿bandadas de buitres y perros estarán dándose un festín con los muertitos? ¿Habrá sobrevivientes? Todo depende de cómo se destruya el mundo, dijo Nuria: si la Tierra estalla como una granada, me imagino que todos saldremos despedidos hacia el espacio para perdernos en el infinito. Si llueve fuego como en Sodoma y Gomorra, terminaremos convertidos en pollos a la brasa. Si llueve como en las novelas de García Márquez, moriremos ahogados, los únicos que se salvarán serán los tripulantes de los submarinos nucleares, aunque dudo que haya tanta agua en los cielos, o en los mares, como para inundar las partes altas de los continentes, así que escalamos el Everest y nos salvamos.
     -¿Tú crees en esas predicciones, no? –me dijo Nuria, después de refrescarse la garganta con una caña. La tendría seca de hablar como una lora.
     Ni en los mayas ni en Dios ni en el diablo. Además, los mayas, y los incas y los mapuches y los aztecas, fueron pueblos salvajes que en casi nada se diferenciaban de esos indígenas no contactados que pululan en la Amazonía y de un montón de gente de nuestros tiempos cuyo conocimiento científico se limita a Al fondo hay sitio, Combate y Esto es guerra y dudo que hayan podido predecir con miles de años de anticipación el fin del mundo. Ni el hijo de Dios. Este, cuando estuvo en la Tierra hace dos mil años, dijo que solo el Padre sabía con exactitud el día exacto del Armagedón y dudo que Dios haya sido tan generoso como para pasarles el dato a unas pobres bestias si ni lo hizo con su pueblo escogido.
     Lo que me sorprende es que haya gente tan estúpida que crea en el fin del mundo y entre en pánico y hasta estén pensando en suicidarse un día antes para no ver la catástrofe del 21 de diciembre. Ojalá que lo hagan, así nos libramos de tantas bestias y el mundo será un mejor lugar para vivir.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Morir de amor

En la semana que pasó me encontré con dos amig@s que están muriendo de amor: a una le dejó su pareja después de siete años y el otro está enamorado de un amor imposible. Pobres, los dos sufren, mientras tanto yo trato de pasarla bien, de no hacerme problemas, de tratar de hacer realidad mis sueños. ¿Para qué complicarse la vida con la vida de otras personas?

sábado, 8 de diciembre de 2012

21 años después

21 años después volví por esos lugares por donde antes trabajaba. Cómo ha cambiado todo, incluso la fábrica ya no existe, vendieron el terreno y ahora hay allí una planta de Inka Farma, según me dijo la señora de la esquina a la cual le compré una quinua. Recordé a los amigos de antes, a Isabel y a Guisella, que entró unos meses antes que yo marchara a otros lares. Y también recordé a María, mi amor imposible de esos años. ¿Qué será de ella? Han pasado 23 años desde que nos vimos por última vez, la fábrica donde ella trabajaba está casi en ruinas, pero conserva la fachada de entonces, hasta la escalera en la entrada por donde ella subía. Fui al paradero donde solíamos tomar los micros a Chosica, hoy está convertido en un lugar donde tapizan asientos para carros. Tantos recuerdos que volvieron con esa visita.