
Iba a hacer sus oraciones, cuando de pronto la puerta se abrió.
Allí estaba mamá, gorda como siempre, llena de vida.
Mamá avanzó al lecho que había compartido con papá durante casi medio siglo.
El viejo la miraba, estupefacto.
Mamá se sentó en el borde de la cama y empezó a desnudarse como para ponerse su pijama.
María está muerta, pensó papá, y la Biblia dice que los muertos están descansando. Este debe ser el diablo que ha venido a tentarme.
–¡María, la Biblia dice que los muertos están descansando! –le espetó papá a la aparición–. ¡¡Fuera, satanás!!
Mamá se puso en pie y se marchó.
gracias PROFE
ResponderEliminarDsde Argentina un bso grande
que ande de mil
Je.
ResponderEliminarQue sensaciòn, extraña de be ser.
Me quede boquiavierta con el final... nunca me imagine que el le dijero eso, ni que ella se levantara tan pasivamente (aun estando muerta)
ResponderEliminarMe hiciste recordar a los relatos de Garcia Marquez, que son de ese estilo.
Me gusto mucho! Muy fresco!
Lo cuento tal como lo contaba mi papá, solo falta el marco musical de Viernes 13, jeje.
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