
Encontré un árbol gigantesco. Tarde meses en escalarlo. Crucé la atmósfera, la litósfera, la estratósfera, la no sé qué diablos más. Casi me achicharro cuando crucé la capa de ozono, pero después el universo era negro, oscuro. Las estrellas no estaban al alcance de la mano como pensaba. Busqué ángeles, querubines, nada. Busqué a Dios, tampoco lo encontré. Busqué a mis padres. Tampoco estaban.
Hermoso es leerte diariamente
ResponderEliminartengo que felicitarte!
Uy, gracias. Voy a tener que escribir todos los días, jeje. Tú también escribes lindo.
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