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jueves, 5 de febrero de 2009

Amistad/Dinero

Tengo un "amigo" desde los tiempos de la secundaria. Siempre venía a conversar, a chatear, a contarme sus aventuras. A pesar que se casó, seguíamos siendo amigos. Un día gané un concurso y me dieron un dinero. A ver si me prestas cien dólares, me dijo. Me acompañó a la premiación. Si quieres te acompaño para que cobres tu cheque, me dijo. Yo andaba ocupado. Vino todas las noches de una semana, cosa que no hacía nunca. Finalmente le di la mitad de lo que me había pedido. Según contó, se había ido de putas y gastado el presupuesto del mes, si no le prestaba, iba a tener problemas con su mujer. Pasó un mes, pasaron dos meses, y ya son 21 meses desde que no me paga. Antes venía religiosamente todos los sábados, hoy viene de vez en cuando, la penúltima vez vino después de dos meses. Vaya amigo. Un tiempo estuvo con el cuento que iba a poner un negocio, un pequeño restaurante. Venía y me pedía los clasificados de El Comercio y me decía que había estado no sé dónde buscando un local, siempre hablaba de dinero, supuestamente su hermano se lo iba a financiar, hasta que se olvidó del asunto. Después dizque su hermano iba a comprar un local para que hagan un restaurante, le iba a poner cincuenta mil dólares, al final tampoco quedó en nada. Ahora pienso que este sujeto estaba esperando que yo le diga yo pongo el dinero y somos socios, ¿qué te parece? Hace unos meses se apareció después de un buen tiempo. Me puso un papel en la mano. Era para que le garantice un préstamo por unos mil quinientos dólares sin intereses. Menos mal que yo tenía otras garantías. No puedo, le dije. Como los maestros tenemos préstamos sin aval, me dijo sácalo para mí, todos los meses te voy a pagar puntualmente, en julio y diciembre te pago el doble. La penúltima vez que vino me dijo que solo había recibido novecientos soles con todo y gratificación. Suspiré aliviado pensando a este nunca le vuelvo a prestar ni un centavo. Le doy la plata, el primer me paga porque no se lo gató todo, el segundo mes viene con las excusas: que mis hijos se enfermaron, que mi esposa está mal, etc. Ah, y el muy fresco a veces se llevaba mis películas y nunca me las devolvía. Buen amigo, ¿no? Yo no le pido lo que me debe porque sé que así no me volverá a pedir otro préstamo, o tal vez cuando termine mi garantía vuelva a insistir con el dinero para su techo, ¿no? Y más todavía: siempre decía tus novecientos soles refiriéndose a mi sueldo, no sé de dónde sacó que los maestros ganamos esa cantidad, es un poquito más, pero él lo decía y repetía con ironía.

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