Llegó, se sentó a mi lado, empezó a almorzar, tocó el timbre anunciando el inicio de las clases, nuestras amigas se fueron, ella me dijo ya vaya ya porque no te vayan a llamar la atención y sentí que sobraba. En la penúltima hora tenía clases después de ella, fui quince minutos después y seguía en el salón, salió, ¿ya es cambio de hora?, me preguntó, los alumnos empezaron a fastidiarnos y la vi sonreír. Yo sonreí para mis adentros...
No hay comentarios:
Publicar un comentario