Hace dos meses, se acercaba el fin de papá, sería su último día de vida completo, la última noche que dormiría, quince días antes, lo habíamos trasladado al hospital, siempre decía llévenme a la casa, solo volvería en un féretro. Aún es una herida que duele, un corazón que sangra. Quizá en ese momento fui el más fuerte, pero siento que la responsabilidad que me dejó es demasiado para mí. Lo extraño, lo lloro, lo necesito, lo recuerdo.
Que pena Harol... todavia es muy presente todo... Pero ese dolor se ira con el tiempo y el recuerdo de su vida en tu corazón.
ResponderEliminarNota al margen: Por el tipo de plantilla que tienes o el color de las letras no se puede leer muy claro, y es muy dificil encontrar donde dejar comentarios. Saludos!
Hola, Carla, gracias por tus palabras.
ResponderEliminarTrataré de solucionar esos impases.
Saludos