Anoche fui a la Feria del Libro con una pata. Me gasté media gratificación en once libros, ya tengo para leer todo el mes. Bacán "Entre el cielo y el suelo" de Elguero, aburrido "La paz de los vencidos", dejé esta por aquella y lo terminé en una tarde, ahora tengo los ojos que me lagrimean, pero vale la pena la historia, es un mate de risa. Esto solo me ha pasado con "Pudor", "Un beso en invierno" y alguna que otra novela de Antonio Múñoz Molina. Recuerdo que "Un beso en invierno" lo terminé en una madrugada con varias tazas de café y una cajetilla de cigarros. Al día siguiente me moría de sueño y fui al trabajo a dormir. Hablando de café, mientras esperábamos la presentación de Ángeles Mastretta, nos tiramos un capuccino, una tacita insignificante está 4.5, ni en Miami, en mi chamba el cafecito está menos de una luca. Quedó chico la tacita. Después nos zampamos un par de vinitos al finalizar la presentación de "Maridos", lo nuevito de la Ángeles, que ya está tía pero escribe como lo indica su nombre, aunque no me gusta, ni me gustó "Arráncame la vida", gustos son gustos. También compré libros de literatura juvenil, vamos a ver cómo me sale mis "Vacaciones útiles" y "El bosque del gato". Y también cuentos y poesía para pulir mis textos. A ver si volvemos uno de estos días aunque sea por el vino, que está bueno. Nada como un trago para combatir las frías noches limeñas mientras mi imaginación recorre las calles de la capital en "Nocturno de Lima", mi descenso a los infiernos de la mano de mi viejo maestro y guía don Virgilio, mi asesor en mi tesis, o la de mi personaje, sobre Vallejo, una tesis que nunca se escribe. Veremos qué sale, tengo cuatro meses por delante, ojalá que se el invierno se haga más crudo y alarguen las vacaciones hasta fin de año, o para siempre, ya me aburrí de trabajar.
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