Se termina mayo, dentro de una semana cumpliré 41 años. Hace 41 años mis padres estaban en Ayacucho. Habían vuelto al lugar donde nacería porque papá estaba enfermo, pero vivió 41 años más. Tenía 41 años, la edad que voy a tener yo dentro de una semana. A los 41 papá tenía mujer, tres hijos, en realidad cuatro, el primero murió a los meses de nacer. ¿Yo? Solo tengo proyectos. En fin, la vida es así. Para qué correr si se puede caminar, además, los tiempos no están como para echarse cargas en las espaldas, se vienen tiempos peores.
domingo, 31 de mayo de 2009
sábado, 30 de mayo de 2009
Desde que te has ido
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Las canciones, si las escucho, suenan más tristes, / mi casa luce vacía y sola, / en mi mente los recuerdos dan vueltas, se agolpan, se repiten, / mis te extrañan, te lloran, / en las noches mis manos te buscan, / mi piel extraña el calor de tu piel, / me digo que no volverás nunca, / que es mejor que te olvide de una vez, / porque desde que te has ido / ya no soporto esta existencia, / tengo el corazón herido, / me ahogo en los mares de la tristeza, / ando solo y perdido, / la soledad vivir no me deja.
viernes, 29 de mayo de 2009
jueves, 28 de mayo de 2009
Llegó el día
Hoy dejaré mi novelita en el Premio Horacio. Espero ganar aunque sea una mención de honor. Los días ya son fríos y ando medio resfriado. Bueno, un buen abrigo, un café caliente, y a seguir.
domingo, 24 de mayo de 2009
El río

La lluvia tomó intensidades bíblicas. A ese ritmo, en cualquier momento la barquichuela iba a zozobrar. El caudal del río había aumentado considerablemente. Alrededor nuestro pasaban árboles arrancados de raíz, animales con la panza arriba. Y el cielo seguía vaciándose. Yo no sabía nadar. Si el barquillo se volteaba, era más seguro que iba a perecer ahogado. Para colmo de males, no había un salvavidas en esa carcacha.
–¿Tú sabes nadar, Tapara?
–Este barco nunca se ha volteado, patrón. En peores situaciones he estado.
¿Significaba eso que nunca había necesitado nadar?
Alcanzar la orilla iba a ser imposible. Estaba a cientos de metros de nosotros. En mal momento se me había ocurrido navegar por el Amazonas. ¿Pero cómo iba yo a saber que iba a llover así?
El barquito se bamboleaba como un equilibrista al filo del abismo.
–¡Mierda, nos jodimos! –fue lo único que alcancé a decir ante el fuerte impacto.
Ahora estaba en medio del río. Parecía una hormiguita. Un tronco, necesito alcanzar un tronco para salvar mi pellejo. No te desesperes, déjate llevar por la corriente, luchar es inútil, me decía. Pero mi instinto de sobrevivencia me decía que nadara, que tratara de llegar a la orilla.
La vi sobre un tronco, sentada como sobre un caballo. El cabello rubio y húmedo, la piel blanca. ¿Estaré viendo visiones? ¿Me habré vuelto loco? ¿Si morí en el choque y es mi alma la que no puede descansar en paz?
Se puso de pie y se arrojó al agua. Desapareció de mi vista. Empecé a luchar contra la corriente tratando de llegar a la orilla.
Reapareció. Te llevaré a la orilla, me dijo con cantarina voz, agárrate de mí. Hice lo que me pidió. ¿Quién sería?
Ahora estábamos en la orilla, ella mesándome los cabellos mojados.
–Soy Yara –me dijo, mirándome con sus ojos verdes y penetrantes.
¿Yara? Yara solo existía en la imaginación de los lugareños. Esto es una locura.
–No temas, no te haré ningún daño –sus ojos eran límpidos, sin ningún signo de maldad.
Tomado de su mano, nos internamos monte adentro.
Aquí estoy ahora, viviendo con Yara, lejos de la civilización. A veces quisiera regresar con los míos, pero alguna fuerza extraña me detiene.
–¿Tú sabes nadar, Tapara?
–Este barco nunca se ha volteado, patrón. En peores situaciones he estado.
¿Significaba eso que nunca había necesitado nadar?
Alcanzar la orilla iba a ser imposible. Estaba a cientos de metros de nosotros. En mal momento se me había ocurrido navegar por el Amazonas. ¿Pero cómo iba yo a saber que iba a llover así?
El barquito se bamboleaba como un equilibrista al filo del abismo.
–¡Mierda, nos jodimos! –fue lo único que alcancé a decir ante el fuerte impacto.
Ahora estaba en medio del río. Parecía una hormiguita. Un tronco, necesito alcanzar un tronco para salvar mi pellejo. No te desesperes, déjate llevar por la corriente, luchar es inútil, me decía. Pero mi instinto de sobrevivencia me decía que nadara, que tratara de llegar a la orilla.
La vi sobre un tronco, sentada como sobre un caballo. El cabello rubio y húmedo, la piel blanca. ¿Estaré viendo visiones? ¿Me habré vuelto loco? ¿Si morí en el choque y es mi alma la que no puede descansar en paz?
Se puso de pie y se arrojó al agua. Desapareció de mi vista. Empecé a luchar contra la corriente tratando de llegar a la orilla.
Reapareció. Te llevaré a la orilla, me dijo con cantarina voz, agárrate de mí. Hice lo que me pidió. ¿Quién sería?
Ahora estábamos en la orilla, ella mesándome los cabellos mojados.
–Soy Yara –me dijo, mirándome con sus ojos verdes y penetrantes.
¿Yara? Yara solo existía en la imaginación de los lugareños. Esto es una locura.
–No temas, no te haré ningún daño –sus ojos eran límpidos, sin ningún signo de maldad.
Tomado de su mano, nos internamos monte adentro.
Aquí estoy ahora, viviendo con Yara, lejos de la civilización. A veces quisiera regresar con los míos, pero alguna fuerza extraña me detiene.
sábado, 23 de mayo de 2009
La mujer imaginaria
Sábado de descanso. Terminé de leer Si te dicen que caí, de Juan Marsé, y ahora estoy leyendo La mujer imaginaria de Jorge Edwards. Casi termino de corregir mi novelita Tú que miras el mar que esta semana debo presentarla al Premio Horacio. Espero que esta vez sí me vaya bien, ya que el año pasado no obtuve ni una mención de honor con Diario escolar, creo que habían demasiadas malas palabras en mi novelita sobre Camila. El primero de junio empiezo mi siguiente proyecto, ya tengo algunas cositas dándome vueltas en la cabeza. En eso ando, me gustaría dormir un día completo ahora que los días son fríos y la cama tienta, pero no se puede. El tiempo me gana.
viernes, 22 de mayo de 2009
Canciones
Your love
http://www.youtube.com/watch?v=GUDDAyT3FnY
Shooting star
http://www.youtube.com/watch?v=HWmOdeArq6A
Let it shine
http://www.youtube.com/watch?v=_G0bwmcqHCM
http://www.youtube.com/watch?v=GUDDAyT3FnY
Shooting star
http://www.youtube.com/watch?v=HWmOdeArq6A
Let it shine
http://www.youtube.com/watch?v=_G0bwmcqHCM
Decir adiós
Te diré adiós y tú ni lo sospechas, / se terminaron tus días de dicha y amor / y se avecina la lluvia, la tormenta. / ¿Tanta calamidad trae un adiós? / Veo tus grandes ojos anegados por el llanto, / tus tersas mejillas surcadas por gruesas lágrimas. / Si tú también pudieras decirme adiós / no haríamos tanto drama. / ¡Adiós!, la palabra convertida en espada, / que hace trizas el corazón. / El cuerpo desprendido del alma, / los labios imprecando a Dios, / el futuro vuelto nada..jpg)
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Soy yo
Soy yo / quien llama y cuelga / al escuchar tu voz, / ¿o es que acaso no te das cuenta? / Eres tú / la que dice ¿aló?, / eres tú / quien repite hable, por Dios. /Soy yo / quien llama y calla, / es mi corazón / el que me dice no digas nada / porque es peor. / ¿O es que acaso no sabes que ella no te ama?
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jueves, 21 de mayo de 2009
El caballo negro

Su última opción fue pedirle ayuda al diablo. Le prometió entregarle su alma si salía del problema en que estaba metido.
Un par de días después, le llegó la noticia que una lejana tía suya había fallecido dejándole un buen dinero como herencia.
Pagó sus deudas.
Una noche, en sus sueños, se le apareció el diablo y le dijo que pronto vendría por su alma. Ya te di lo que me pediste. Entrégame lo que me ofreciste.
El viejo pensó que había sido una pesadilla nomás y no le dio importancia.
Otra vez soñó con el diablo. Le dijo que al día siguiente, a medianoche, vendría por su alma.
El viejo despertó más desesperado que nunca. No sabiendo qué hacer, se lo contó a su mujer. Esta fue donde el sacerdote. El padre le dijo que hiciera esto y aquello cuando viniera el diablo.
A medianoche, marido y mujer escucharon el galope de un caballo.
La mujer salió al encuentro del diablo. Era un hermoso caballero, elegantemente vestido, que montaba un enorme caballo negro.
–¿Está tu marido?
–Ahorita lo llamo –dijo ella.
Entró a la casa. Salió con un recipiente lleno de agua bendita y lo arrojó al diablo. Diablo y caballo se hicieron humo.
---
Esta historia la contaba mi padre.
martes, 19 de mayo de 2009
lunes, 18 de mayo de 2009
Dos meses
Hace dos meses, se acercaba el fin de papá, sería su último día de vida completo, la última noche que dormiría, quince días antes, lo habíamos trasladado al hospital, siempre decía llévenme a la casa, solo volvería en un féretro. Aún es una herida que duele, un corazón que sangra. Quizá en ese momento fui el más fuerte, pero siento que la responsabilidad que me dejó es demasiado para mí. Lo extraño, lo lloro, lo necesito, lo recuerdo.
domingo, 17 de mayo de 2009
Mario Benedetti
Hoy murió este poeta y novelista uruguayo. La Tregua es una novela conmovedora, siempre vuelvo a ella, y a sus cuentos.
Indiferencia
¿Tan indiferente es tu corazón / que no te das cuenta / de todo este amor / que el mío te profesa? / ¿Tanto te han lastimado / que al amor le has dicho no; / que tus puertas has cerrado / para no volver a sentir dolor? / ¿Acaso no te das cuenta / que no todos somos iguales? / ¿Por qué te alejas / y no permites que te ame?.jpg)
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sábado, 16 de mayo de 2009
Camionero

Paré el camión. Abrí la ventanilla.
–¿Va para Huanta, señor?
–Sí. Sube.
–Gracias, señor.
Abrí la puerta y le tendí la mano para ayudarla a subir. Fue como si hubiese tocado un trozo de hielo: tenía los miembros helados. Pobre chica, pensé, cuántas horas habrá estado esperando a que alguien la lleve.
Chorreaba agua. Le alcancé mi toalla para que se secara. Me dio las gracias.
–Nos haremos compañía.
Dibujó una tenue sonrisa. Había cierta tristeza en ese gesto. Sus ojos grises también eran tristes. Tenía el rostro redondo, las mejillas cuarteadas por el inclemente clima serrano, los cabellos largos, lacios y negros.
–¿Cómo te llamas?
–Sara, señor.
–¿Como la canción de Sósimo Sacramento?
Me miró, extrañada. Por lo visto, no había escuchado al cochamarquino.
–Sósimo Sacramento tiene un tema llamado Sarita.
–Ah, ya –dijo, sin mayor interés.
Iba a poner el caset de Sósimo, pero me desanimé.
–Pensé que me iba a quedar botada en el camino –dijo ella–. Nadie me quería recoger.
–Pensarían que eras una terruca, o un fantasma. Mira la hora que es.
Era casi la medianoche en el reloj del tablero.
–Nadie me quería recoger –repitió. Seguía temblando de frío.
–En ese termo hay café caliente. Sírvete.
–Gracias, señor.
–No tienes de qué. No te vayas a congelar.
Otra vez sonrió con esa sonrisa triste que parecía tener grabado perpetuamente en el rostro. Sacó un par de chaplas y un pedazo de queso seco y me los dio. Le pedí que me sirviera un poco de café. La temperatura seguía bajando entre más altura alcanzaba el camión.
–Mi tía es mama Susana Palomino. ¿La conoce? –me preguntó.
–¿La que tiene su puesto de comida en el mercado?
–Sí. Ella misma.
–Siempre voy a desayunar y almorzar allí. Cocina rico.
El camión seguía devorando los kilómetros en su trayecto hacia Huanta. Menos mal que la Vía de Los Libertadores estaba en buenas condiciones.
La chica se había quedado en silencio. ¿En qué estaría pensando?
–Doña Susana no me había dicho que tenía una sobrina tan guapa –intenté sacarla de su mutismo.
Apenas sonrió.
–Bien guardadito se lo tenía.
Ni se inmutó. Parece que el frío le había congelado la alegría.
–Menos mal que ahora ya no hay terrucos –dijo, por fin.
–Sí. Menos mal. Porque sino, ni loco iría a Ayacucho.
–Usted debe saber que a mi papá lo mataron los terrucos, ¿no?
–Un poco. A tu tía no le gusta hablar de esas cosas. ¿Cómo fue?
–Los terrucos tenían su campamento en mi pueblo, Yanaqaqa. Mi papá había ido varias veces a Lima llevando a mis hermanos mayores para que los senderistas no los levaran. Eso no les gustó a ellos. Le hicieron un juicio popular y lo mataron acusándolo de traidor. Le metieron un balazo en la cara. Como no moría, le aplastaron la cabeza con una piedra.
–Esa gente no tenía corazón.
–No dejaron ni que lo lloremos. Si lloran, a ustedes también los vamos a matar, nos dijeron. Por eso mi mamá se volvió media loca.
–Cuánto lo siento.
–A ella la mataron los soldados. Los terrucos nos obligaban a participar en sus saqueos. Un día los cachacos llegaron a Yanaqaqa y encontraron en mi casa las cosas que habíamos robado en un pueblo. Se llevaron a mi mamá a Acobamba y allí la quemaron viva.
–Lo siento mucho –dije.
–Yo vi cómo la mataron. Los soldados nos llevaron a todos los chiquitos y nos hicieron ver cómo “castigaban” a los terrucos: había un pozo lleno de leña donde arrojaban a los presos con las manos atadas para que se quemaran. A nosotros nos daban de comer chicharrón que habían hecho con la carne de las personas que habían matado antes.
Contuve las ganas de vomitar.
–¿Cuántos años tenías?
–Siete.
–¿Y te acuerdas todavía?
–Sí. Me acuerdo clarito. Todos los días me acuerdo. Mi mamá gritaba, pedía compasión, pero igualito la quemaron –dijo la chica. Silenciosas lágrimas surcaban su maltratado rostro. Yo lo único que decía era lo siento mucho, lo siento mucho. ¿Qué más podía decir?
El camión seguía yendo raudo hacia su destino. Las luces de los faros se abrían paso en medio de la lluvia y la bruma.
–¿Y cómo te salvaste tú?
–Mi tía Susana nos fue a reclamar al cuartel. Los soldados no nos querían soltar porque decían son hijos de terrucos y hay que matarlos. Mi tía les suplicó. Si no es por ella, ahora estaría muerta.
–Es triste todo lo que cuentas, ¿pero qué se puede hacer? Ya pasó, tienes que seguir adelante nomás.
El camión seguía avanzando. Nunca había sentido tanto frío en la cabina.
–A mi abuelita Felícitas también la mataron los terrucos –continuó la chica. Parece que quería desahogarse conmigo.
–¿Cómo fue?
–La degollaron. Se la querían llevar de cocinera, y como no quiso ir, la mataron. Mi primo Inquicha, que era opita, salió a defenderla y también lo mataron.
–Lo siento mucho.
Durante todo el trayecto Sara me estuvo contando de muertos y desaparecidos. Casi toda su familia había sido exterminada por los terrucos y soldados.
Con el nuevo día la lluvia cesó. A las siete de la mañana llegamos a Huanta, por fin. Nunca había escuchado tantas historias de muertos.
Sara se bajó del camión para ir donde su tía.
–Dejo la carga y voy a desayunar –le dije–. Dile a tu tía que me vaya preparando una patasca.
–Ya, señor.
A las nueve me presenté en el puesto de mama Susana Palomino.
–Bien guardadito se tenía a su sobrina Sarita –le dije a modo de saludo.
–¿Sarita?
–Sí. La recogí anoche en Rumichaca. La pobre estaba que se moría de frío.
–Sarita murió hace veinte años, Agustín –me dijo mama Susana–. Los cachacos la mataron junto a su mamá.
–Usted me está mintiendo, mama Susana.
–Claro que no, Agustín. Cuando los soldados se llevaron a su madre, también se llevaron a Sarita. Y como no se quería separar de su mamá, a las dos las quemaron vivas.
En cama
Ando malito del estómago, así que estuve en camita y aproveché para leer La chunga y El loco de los balcones haciendo un paréntesis a Si te dicen que caí.
viernes, 15 de mayo de 2009
Lloran mis ojos recordándote
Lloran mis ojos recordándote, amor / que un día me dejaste solo y herido, / amor, que un día te marchaste / dejando en un rincón todo lo que vivimos. / Lloran mis ojos esperándote, amor, / que dijiste ya vuelvo / y las horas y los minutos se hicieron tarde / y hasta ahora no has vuelto. / Lloran mis ojos recordándote, / añorando lo que pudo ser y no fue, / buscándote en estas calles / donde alguna vez / tú me amaste / sin saber que lo nuestro no podía ser.
Con el tiempo
Con el tiempo, / al paso de los años, / cuando estés lejos, / cuando me hayas olvidado, / yo también te arrancaré de mi corazón, / diré hasta aquí nomás, / este es el adiós / y me marcharé sin volver los ojos atrás. / Con el tiempo, / curaré todas mis heridas, / mudaré de sentimientos, / y ya no serás el motor de mi vida, / tan solo un simple recuerdo / de esos que se olvidan.

jueves, 14 de mayo de 2009

La vi llegar desde mi puesto de vigilancia. Alta, delgada, cabellos negros ondeados. Entró al vestidor. Salió enfundada en un bikini celeste. Se echó en una perezosa después de untarse el cuerpo con bloqueador. Era uno de los días más calurosos del pasado verano. La piscina rebozaba de concurrentes. Después de un rato de tostarse la espalda, se dio la vuelta y quedó de cara al sol. Sus pequeños senos apuntaban hacia el cielo como queriendo derribar al astro rey. Unas gafas oscuras cubrían sus ojos.
Yo estaba atento a los movimientos de los veraneantes. Nunca falta un imprudente que pone en riesgo su vida.
Se puso de pie, dejó sus anteojos, caminó hacia la piscina, se arrojó al agua. Nadó de un extremo a otro, buceó hasta agotar el aire de sus pulmones.
Salió chorreando agua. Fue por un refresco. Regresó. Se echó en la perezosa. El sol seguía quemando implacable su piel.
Un niño resbaló, acudí en su auxilio. Nada de importancia.
La chica se puso otra vez de pie, se sacó los lentes y caminó en dirección al trampolín. Llegó arriba. Desde allí, parecía una estatua de bronce recién sacado de su molde. Arqueó el cuerpo, estiró los brazos y se lanzó como un delfín. Hizo un par de piruetas en el aire antes de hundirse en el agua como un arpón. Parecía un clavadista de Acapulco.
Me distraje por un segundo siguiendo con la mirada a una rubia en hilo dental. Los gritos de los bañistas me devolvieron a la piscina. ¡La chica se estaba ahogando! Salté del torreón, me arrojé al agua.
La saqué desfalleciente. Tuve que darle respiración boca a boca. Arrojó toda el agua que había tragado.
Volvió en sí. Estaba nerviosa. Tuve que darle una pastilla para calmarla. Se llamaba Carol, vivía en Chosica, no lejos del club.
Me pidieron que la acompañe a su casa.
–No debí de arrojarme de tan alto –dijo, aún con temblor en la voz–. No sé nadar muy bien. Mis abuelitos se iban a volver locos si me moría.
–Ya pasó –le dije. Le acaricié las manos. Las tenía heladas–. Si quieres, yo puedo darte clases de natación. Ven al club cuando quieras.
–En casa tenemos una piscina –dijo.
–Mucho mejor. Los lunes te puedo enseñar. Es mi día libre.
–¿Y cuánto me vas a cobrar?
–Nada. Con un poco de refresco para no deshidratarme me conformo.
Al fin la vi sonreír. Era una sonrisa triste.
La dejé en la puerta de su casa.
El lunes estaba ante esa misma puerta. Toqué una y otra vez. Cuando ya me iba a retirar, pensando que no había nadie, al fin me abrieron.
–¿A quién busca, joven? –me preguntó una anciana. Tenía los mismos rasgos de Carol pero abatidos por las inclemencias de la edad.
–A Carol.
–Pase, pase.
Fui tras la abuelita. Estaba toda encorvada y se ayudaba con un bastón.
–¿Cómo así conociste a Carol?
–En el club donde trabajo.
–¿También se te apareció su alma?
¿Su alma? Esta vieja está con demencia senil, pensé.
–Carol murió ahogada hace muchos años, cuando tenía cuatro añitos.
–¿Sí?
–Sí. Siempre se aparece a los piscineros por estas fechas –dijo–. En este mes se ahogó.
Esta vieja está loca de remate. Yo no soportaría vivir un día con ella, pensé, mientras cruzábamos un enorme jardín lleno de maleza. En cualquier momento se aparecería Carol y me diría no hagas caso de las tonterías que dice mi abuelita, ¿no ves que está loquita la pobre?
En el borde de una piscina vacía estaba sentado un anciano.
–Buenos días, señor.
No me contestó. La abuela loca de remate, el abuelo sordo. Bonita familia, pensé. Nunca más vuelvo a este lugar.
–Está así desde que Carol se ahogó. Se pasa las horas mirando ensimismado la piscina. Es como si quisiera escuchar el grito de nuestra nietita para arrojarse y salvarla como no lo hizo hace quince años –dijo la viejita, con los ojos arrasados por el llanto.
Se ha tomado en serio lo de la nietita ahogada, me dije. Debió haber sido actriz en su remota juventud.
–Franz, este es el piscinero a quien Carol se le apareció este año –dijo la viejita, tocando los hombros del anciano, que apenas hizo un movimiento para mirarme con unos ojos glaucos carentes de expresión alguna. Esos ojos eran los mismos de los de la chica a quien había rescatado un día antes. El anciano no dijo nada–. Hasta se ha olvidado de hablar. Su vida es estar sentado en el borde de la piscina.
Par de viejos locos. Qué terrible es la edad. Deberían de estar en un asilo. La vida de Carol sería un infierno en esa casa.
–¿Cómo estaba Carol?
–Linda, alta –decidí seguirle la corriente.
¿En qué momento se aparecería Carol y me diría todos te estamos tomando el pelo, Agustín? O, mis abuelitos están locos, no les hagas caso.
–¿Vamos a su cuarto?
–¿El abuelo se queda?
–Sí. De allí nadie lo mueve hasta que lo llame Carol pidiéndole ayuda.
Carol debe estar durmiendo aún, pensé. Le voy a jalar las orejas por hacerme esta clase de bromas.
Entramos a un cuarto cuyas paredes estaban llenas de fotos ya amarillas. Reconocí a la chica –con muchos años de menos, claro–, a quien había salvado la vida. Los mismos ojos grandes y tristes, la misma cabellera negra y ondeada. Había muñecas de trapo, cochecitos, cocinitas, mesitas.
–No hemos movido nada desde que Carol se ahogó –dijo la viejita–. A veces pensamos que es solo un sueño y algún día volverá y no queremos que se moleste si encuentra sus cosas donde no las dejó.
–¿Cómo así se ahogó su nieta?
–Carol era bien traviesa. Mientras me fui al mercado, se subió al trampolín, su abuelo dormía y no pudo escuchar sus gritos. Cuando la encontramos, estaba flotando en la piscina. Desde entonces siempre se le aparece a los piscineros. Parece que su alma no puede descansar en paz.
–Lo siento mucho –dije.
Abandoné esa casa lo más rápido posible.
Yo estaba atento a los movimientos de los veraneantes. Nunca falta un imprudente que pone en riesgo su vida.
Se puso de pie, dejó sus anteojos, caminó hacia la piscina, se arrojó al agua. Nadó de un extremo a otro, buceó hasta agotar el aire de sus pulmones.
Salió chorreando agua. Fue por un refresco. Regresó. Se echó en la perezosa. El sol seguía quemando implacable su piel.
Un niño resbaló, acudí en su auxilio. Nada de importancia.
La chica se puso otra vez de pie, se sacó los lentes y caminó en dirección al trampolín. Llegó arriba. Desde allí, parecía una estatua de bronce recién sacado de su molde. Arqueó el cuerpo, estiró los brazos y se lanzó como un delfín. Hizo un par de piruetas en el aire antes de hundirse en el agua como un arpón. Parecía un clavadista de Acapulco.
Me distraje por un segundo siguiendo con la mirada a una rubia en hilo dental. Los gritos de los bañistas me devolvieron a la piscina. ¡La chica se estaba ahogando! Salté del torreón, me arrojé al agua.
La saqué desfalleciente. Tuve que darle respiración boca a boca. Arrojó toda el agua que había tragado.
Volvió en sí. Estaba nerviosa. Tuve que darle una pastilla para calmarla. Se llamaba Carol, vivía en Chosica, no lejos del club.
Me pidieron que la acompañe a su casa.
–No debí de arrojarme de tan alto –dijo, aún con temblor en la voz–. No sé nadar muy bien. Mis abuelitos se iban a volver locos si me moría.
–Ya pasó –le dije. Le acaricié las manos. Las tenía heladas–. Si quieres, yo puedo darte clases de natación. Ven al club cuando quieras.
–En casa tenemos una piscina –dijo.
–Mucho mejor. Los lunes te puedo enseñar. Es mi día libre.
–¿Y cuánto me vas a cobrar?
–Nada. Con un poco de refresco para no deshidratarme me conformo.
Al fin la vi sonreír. Era una sonrisa triste.
La dejé en la puerta de su casa.
El lunes estaba ante esa misma puerta. Toqué una y otra vez. Cuando ya me iba a retirar, pensando que no había nadie, al fin me abrieron.
–¿A quién busca, joven? –me preguntó una anciana. Tenía los mismos rasgos de Carol pero abatidos por las inclemencias de la edad.
–A Carol.
–Pase, pase.
Fui tras la abuelita. Estaba toda encorvada y se ayudaba con un bastón.
–¿Cómo así conociste a Carol?
–En el club donde trabajo.
–¿También se te apareció su alma?
¿Su alma? Esta vieja está con demencia senil, pensé.
–Carol murió ahogada hace muchos años, cuando tenía cuatro añitos.
–¿Sí?
–Sí. Siempre se aparece a los piscineros por estas fechas –dijo–. En este mes se ahogó.
Esta vieja está loca de remate. Yo no soportaría vivir un día con ella, pensé, mientras cruzábamos un enorme jardín lleno de maleza. En cualquier momento se aparecería Carol y me diría no hagas caso de las tonterías que dice mi abuelita, ¿no ves que está loquita la pobre?
En el borde de una piscina vacía estaba sentado un anciano.
–Buenos días, señor.
No me contestó. La abuela loca de remate, el abuelo sordo. Bonita familia, pensé. Nunca más vuelvo a este lugar.
–Está así desde que Carol se ahogó. Se pasa las horas mirando ensimismado la piscina. Es como si quisiera escuchar el grito de nuestra nietita para arrojarse y salvarla como no lo hizo hace quince años –dijo la viejita, con los ojos arrasados por el llanto.
Se ha tomado en serio lo de la nietita ahogada, me dije. Debió haber sido actriz en su remota juventud.
–Franz, este es el piscinero a quien Carol se le apareció este año –dijo la viejita, tocando los hombros del anciano, que apenas hizo un movimiento para mirarme con unos ojos glaucos carentes de expresión alguna. Esos ojos eran los mismos de los de la chica a quien había rescatado un día antes. El anciano no dijo nada–. Hasta se ha olvidado de hablar. Su vida es estar sentado en el borde de la piscina.
Par de viejos locos. Qué terrible es la edad. Deberían de estar en un asilo. La vida de Carol sería un infierno en esa casa.
–¿Cómo estaba Carol?
–Linda, alta –decidí seguirle la corriente.
¿En qué momento se aparecería Carol y me diría todos te estamos tomando el pelo, Agustín? O, mis abuelitos están locos, no les hagas caso.
–¿Vamos a su cuarto?
–¿El abuelo se queda?
–Sí. De allí nadie lo mueve hasta que lo llame Carol pidiéndole ayuda.
Carol debe estar durmiendo aún, pensé. Le voy a jalar las orejas por hacerme esta clase de bromas.
Entramos a un cuarto cuyas paredes estaban llenas de fotos ya amarillas. Reconocí a la chica –con muchos años de menos, claro–, a quien había salvado la vida. Los mismos ojos grandes y tristes, la misma cabellera negra y ondeada. Había muñecas de trapo, cochecitos, cocinitas, mesitas.
–No hemos movido nada desde que Carol se ahogó –dijo la viejita–. A veces pensamos que es solo un sueño y algún día volverá y no queremos que se moleste si encuentra sus cosas donde no las dejó.
–¿Cómo así se ahogó su nieta?
–Carol era bien traviesa. Mientras me fui al mercado, se subió al trampolín, su abuelo dormía y no pudo escuchar sus gritos. Cuando la encontramos, estaba flotando en la piscina. Desde entonces siempre se le aparece a los piscineros. Parece que su alma no puede descansar en paz.
–Lo siento mucho –dije.
Abandoné esa casa lo más rápido posible.
miércoles, 13 de mayo de 2009
Mi día triste
Hoy fue un día triste para mí, tanto así que terminé con una sensación de vacío en el estómago y una punzada en el pobre corazón. Bueno, la vida es así, se cae y se levanta. A continuar nomás. Como dicen las de Pandora, a volver a empezar...
martes, 12 de mayo de 2009
Mujer indiferente
Te miro / y me sostienes la mirada / o me miras con ojos cansinos / o me das la espalda y te marchas. / Te digo hola / y me respondes sin emoción alguna, / y así pasan las horas / y mi alma se sigue llenando de preguntas. / Mujer indiferente / que no amas, / que nada sientes, / que cuando hablas / solo mientes, / ¿acaso de la vida esperas nada?

Al final
Te vas / y siento que el mundo se me acaba. / Te vas, / miro mi casa y de tu paso ya no queda casi nada, / solo un tenue aroma a malvas / en el aire que respiro. / Solo una continua punzada / en el corazón y sus latidos. / Pero algún día otra ocupará tu lugar. / Ningún amor es eterno, / todo tiende a perecer, a terminar. / Se extingue el fuego, / los días pasan y no vuelven más. / Los besos, la pasión, / se vuelven recuerdos.

domingo, 10 de mayo de 2009
El radio está tocando tu canción
El poder del norte interpreta este tema de Leo Dan
http://www.youtube.com/watch?v=lqDc9oWRNao
http://www.youtube.com/watch?v=lqDc9oWRNao
Tú llegaste cuando menos te esperaba
Karaoke
http://www.youtube.com/watch?v=6muhsC2vZS0
Yezahira interpreta a su manera esta canción
http://www.youtube.com/watch?v=4L6EjHe9z9Y
Una versión casera con guitarra de este tema
http://www.youtube.com/watch?v=RQrQsHEqhog
http://www.youtube.com/watch?v=6muhsC2vZS0
Yezahira interpreta a su manera esta canción
http://www.youtube.com/watch?v=4L6EjHe9z9Y
Una versión casera con guitarra de este tema
http://www.youtube.com/watch?v=RQrQsHEqhog
Día de la madre
Hoy es Día de la Madre. Es un día de recuerdos de la madre ausente, de la madre que nunca volverá. Al menos fui un buen hijo, y eso mi madre lo dijo en vida: Mi hijo vale oro. Y es este hijo que la ama y la amará por siempre.
sábado, 9 de mayo de 2009
El amor se delata
Leí en Pequeñas infamias que el amor se delata en una mirada, en el tono de voz... ¿Será por eso que Ella me miraba así?, ¿que su mirada me buscaba? ¿Será por eso que yo rehuía su mirada? ¿Que ante la insistencia de su mirada tuve que decirle hola como en un susurro, nos separaba el estrado, y ella me constestó de la misma forma? Tengo que tomar al toro por las astas, uno es quien escribe su destino, y mi destino está en mis manos, y en los de Ella.
Pequeñas infamias es una buena novela, la compré hace tiempo, la primera vez que la leí no pasé de la primera hoja, como me sucede con Delirio que la tengo allí desde el 2004, pero me dije la voy a leer, y la leí y no me arrepiento, tanto así que ya estoy buscando un hueco para releerla con más calma.
Otra vez el amor
Dale un poco de amor a tu corazón / que sus latidos se van apagando / ¿por culpa de una decepción? / ¿o qué culpa está pagando? / ¿Por qué no dejas que se enamore otra vez? / ¿Por qué te has encerrado en tu soledad? / No temas perder otra vez, / en el amor no todo es ganar, / también hay que llorar, reír / para alguna vez ser feliz. 

Sabú

Sabú es uno de mis cantantes favoritos. Recuerdo que lo escuché cuando era niño, en la tele daban una novela que tenía como fondo musical Quizá sí, quizá no. Con mis amigos la cantábamos. De eso han pasado unos treinta años, dos de los amigos ya no están en este mundo, tampoco Sabú, pero sus canciones me sigues gustando.
Quizá sí, quizá no
Oh, cuánto te amo
Vuelvo a vivir, vuelvo a cantar
Pequeña y frágil
Él o yo
Manda rosas a Sandra
viernes, 8 de mayo de 2009
Miguel Gallardo: Muchachita
Esta bella canción para la chica que me gusta
http://www.youtube.com/watch?v=nzh0L614Q7w
http://www.youtube.com/watch?v=nzh0L614Q7w
Por qué te marchas, abuelo
Esta canción de Manolo Galván va en recuerdo de mi padre.
http://www.youtube.com/watch?v=LSjmdKWnTbs
http://www.youtube.com/watch?v=LSjmdKWnTbs
La extrañé
Hoy hubo actuación por el Día de la Madre en mi trabajo. Debuté como dramaturgo y poeta, aparte que unos alumnos míos tocaron la flauta dulce y la guitarra. Hubiera sido un día perfecto, pero la que me gusta no estuvo en el baile-almuerzo y estuve triste. Bailé con otras, le tomé el pelo a una, pero era a ella a quien extrañaba. Estaba linda hoy, con su carita de ángel y sus cabellos largos y negros. Quizá un día no muy lejano le diga que me gustaría compartir mi vida con ella. Cuando me preguntaban por ella, yo me hacía el tonto. Está bonita, decían. Decían su nombre y yo miraba para otro lado. Dos veces sus ojos me buscaron durante la actuación. ¿Significará algo? Quizá...
jueves, 7 de mayo de 2009
Quizá mañana
Quizá mañana te des cuenta que te amo, / que también te hago falta, / que también necesitas el calor de mis manos, / entonces quizá me mires diferente / y sea yo el elegido / para que de tu corazón el vacío llene. / Quizá mañana de otra manera me miren tus ojos, / entonces podré decirte "te adoro" / y le sonreiremos a la vida.

El pastor
Este es uno de los huapangos que más me gustan. Aquí diferentes voces y estilos para el mismo tema.
Miriam Hernández, El pastorhttp://www.youtube.com/watch?v=HamojTes--E
Beatriz Montes, El pastor
http://www.youtube.com/watch?v=nXzD9kxCJrM
Álvaro Torres, El pastor
http://www.youtube.com/watch?v=IQ7IF5sSaZI
Juan Pablo Fernández, El pastor
http://www.youtube.com/watch?v=mJrg5TGe8Nc
Pina Rosas, El pastor
http://www.youtube.com/watch?v=CXDTqrwLHsI
Joselito, El pastor
http://www.youtube.com/watch?v=fC0ngu8iHkI
Y cerramos con broche de oro con la maravillosa voz de don Miguel Aceves Mejía, el falsete de oro, una de las voces más privilegiadas que ha dado México
http://www.youtube.com/watch?v=tWTnJNvGxIA
miércoles, 6 de mayo de 2009
La vida es bella
La vida es bella, Harol, me dicen los colegas. Era bella. Hoy me es indiferente. Las dos únicas personas que amaba en el mundo ya no están conmigo y los recuerdos pesan. No es fácil soportar dos pérdidas en menos de cuatro años. Si alguien me hubiese dicho hace cuatro años que pronto estaría solo, me habría dejado morir aquella vez en que enfermé. Luché por vivir. Ahora sé que mi lucha fue inútil. Yo no merecía estos golpes. ¿Qué les hice a los demás? Nada. Yo vivía mi vida tratando de hacer realidad mis sueños, sin pedirle nada a nadie, no les debo ningún favor a nadie, al contrario. Después de un día de lluvia siempre sale el sol. No siempre. ¿Para qué tanta lucha si al final no te llevas nada?
martes, 5 de mayo de 2009
Un día más
Un día más que pasa, los seres que amaba ya no están, pero la vida continúa, hay que ir a trabajar, cumplir con los compromisos, pagar los recibos de luz a pesar que las ganas son pocas. Estoy harto de toda esta vida, no saldría de mi casa, me quedaría recordando, pero tengo que pisar las calles a pesar mío. ¿Cuánto tiempo más viviré?
lunes, 4 de mayo de 2009
Nunca es tarde
Nunca es tarde, / si tú lo quieres, / para enamorarse, / si así lo sientes. / Nunca es tarde / para darse otra oportunidad / si los rescoldos aún arden, / si el corazón no ha dejado de palpitar. / Nunca es tarde, / no tengas temor de enamorarte / que esta vez no miente tu corazón, / no temas equivocarte, / cree en el amor.

domingo, 3 de mayo de 2009
Podré vivir sin ti

sábado, 2 de mayo de 2009
¿Poemas?

aquí se vistió de mujer.
---
Cuando te dijeron te amo
tú te echaste a reír.
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Le dijiste voy a ser madre
y él te dio la espalda.
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No hagas el amor sin cuidarte, te dijo tu madre.
Te entró por un oído y te salió por otra parte.
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No me ha venido mi regla,
le dijiste a tu mejor amiga.
Mujer, ¿y eso te preocupa?,
te dijo ella.
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Encontraste un castillo en la playa
y lo derrumbaste de una patada.
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Fue el último de la clase
y ahora vive mejor que nosotros.
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¿Adónde vas?, te preguntó tu madre.
A ganarme la vida, le contestaste.
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Te cruzaste con una chica hermosa
y no volviste a verla.
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Cuando tu mejor amiga
te dio un beso en la boca
a ti te brotó una lágrima.
Mi madre
viernes, 1 de mayo de 2009
Diana Navarro: Canciones

Campanilleros
El mismo tema en otro momento
Un sonido celestial
En el teatro Cervantes
Retaíla gitana
Te he de querer mientras viva
Déjala correr
No te olvido
http://www.youtube.com/watch?v=LF-VmM6QT2k
Ojos verdes
Demis Roussos: Canción de boda

http://www.youtube.com/watch?v=xPFRZqY859M
La princesa está triste
La princesa está triste, / le han robado la sonrisa, / le prometieron días felices, / pero le mentían. / Le dijeron mi vida eres tú, / pero no era verdad, / y su cielo tan azul / se tornó en oscuridad. / Le he prometido darle días felices, / mas ella no me cree, / y sigue triste, / a pesar que sabe que me quiere. / La princesa está triste, / a pesar de todo el amor que siento por ella, / la princesa no sonríe, / le invade una gran pena. / ¿Qué hacer / para que la sonrisa / otra vez / se dibuje en su dulce carita?

Linda Ronstadt: Canciones de mi padre

Estas palabras están escritas en un viejo LP de Linda Ronstadt que encontré mientras limpiaba el depósito de cosas de mi padre. Escuché las canciones, me gustaron, y aquí están.
El adiós del soldado
http://www.youtube.com/watch?v=P29JsKVzJnY
La charreada
http://www.youtube.com/watch?v=DjRhadhHUKQ
Y ándale
http://www.youtube.com/watch?v=Jc4LBeANZ8Y
La rielera
http://www.youtube.com/watch?v=pR_xLD-dSis
La cigarra
http://www.youtube.com/watch?v=BSfazKrtF7U
Hay unos ojos
http://www.youtube.com/watch?v=qOaHLJDEfzo
Yo soy el corrido
http://www.youtube.com/watch?v=v8hFWe3VevI
Los laureles
http://www.youtube.com/watch?v=5EIhXzm3SGs
Hay unos ojos (con Lola Beltrán)
http://www.youtube.com/watch?v=aoB7Ytulw2s
Tú solo tú
http://www.youtube.com/watch?v=60FWowk1YzE
Mi ranchito
http://www.youtube.com/watch?v=TqqyjMZ-GAQ
El crucifijo de piedra
http://www.youtube.com/watch?v=vv-ccpVHfFM
El adiós del soldado
http://www.youtube.com/watch?v=P29JsKVzJnY
La charreada
http://www.youtube.com/watch?v=DjRhadhHUKQ
Y ándale
http://www.youtube.com/watch?v=Jc4LBeANZ8Y
La rielera
http://www.youtube.com/watch?v=pR_xLD-dSis
La cigarra
http://www.youtube.com/watch?v=BSfazKrtF7U
Hay unos ojos
http://www.youtube.com/watch?v=qOaHLJDEfzo
Yo soy el corrido
http://www.youtube.com/watch?v=v8hFWe3VevI
Los laureles
http://www.youtube.com/watch?v=5EIhXzm3SGs
Hay unos ojos (con Lola Beltrán)
http://www.youtube.com/watch?v=aoB7Ytulw2s
Tú solo tú
http://www.youtube.com/watch?v=60FWowk1YzE
Mi ranchito
http://www.youtube.com/watch?v=TqqyjMZ-GAQ
El crucifijo de piedra
http://www.youtube.com/watch?v=vv-ccpVHfFM
El Mariachi Vargas de Tecalitlán
Homenaje a José Alfredo Jiménez
http://www.youtube.com/watch?v=R_AvfMR3zhE
La negra, una de mis rancheras favoritas
http://www.youtube.com/watch?v=dVTFERM4_xQ
http://www.youtube.com/watch?v=R_AvfMR3zhE
La negra, una de mis rancheras favoritas
http://www.youtube.com/watch?v=dVTFERM4_xQ
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