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lunes, 26 de diciembre de 2011

Diario escolar (diciembre)



DICIEMBRE
JUEVES 1:
El sol vuelve a entrar con furia por mi ventana como dándole la bienvenida al último mes del año, como diciéndome que la vida continua. Llegamos a diciembre. Parece increíble, pero ya estamos en diciembre. Falta poquitito para que se acabe el 2005. Falta poquito para un nuevo verano. Playa, sol, arena, olas. Puerto Viejo, Cruz Verde, Pucusana. Aunque este verano será distinto a los otros, pues tengo que chancar como nunca para poder ingresar a la universidad. Creo que ni tiempo voy a tener para veranear. Mariana tampoco podrá hacerlo porque tiene que cuidar a Rodrigo. Además, estamos de doble duelo. Sospecho que para nosotras se acabaron los veranos por un buen tiempo. Adiós, verano; adiós, amor, diría Manolo Galván: Vuelan al viento sus hojas, / los álamos dicen adiós, / a este verano marchito, / que nuestro amor contempló...
Prácticamente hemos terminado las clases porque los profesores ya no dictan, solo revisan los cuadernos y toman prácticas a los que están en cuidados intensivos. El profesor Palomino ni eso. Al ojo nomás sé quién va a estar feliz y quién va a llorar en navidad, nos dice. Algunos recién se ponen las pilas, pero ya es demasiado tarde, ni el examen “entregatorio” los salvará del pelotón de fusilamiento. Conmigo no hay milagros en navidad, por si acaso, yo no soy Papá Noel: yo no regalo notas a nadie, al contrario. Por mi parte estoy tranquila, hasta el momento les saco ventaja por una buena cantidad de puntos a los que me estaban pisando los talones. Me he esforzado, me lo merezco, ¿no?, apenas he ido a chatear, no salgo a bailar, no tengo enamorado, estoy virginia, no sé lo que es estar en OBE, etc. Se puede decir que soy una alumna modelo, que me merezco los promedios que tengo. Estudiar, estudiar, estudiar. Eso es lo único que he hecho en todos estos últimos años.
Diciembre. Último mes del año. Un poquito más y acabo el colegio. Diecisiete días apenas y cumplo los dieciséis. Voy a cumplir dieciséis años. Ya no soy una niña. Hace tiempo que dejé de ser una niña, pero algunos no se dan cuenta. Peor para mí.
Diciembre. Navidad, después año nuevo. El 2006. Un nuevo año.
Navidad, año nuevo, ¿el profesor aceptará pasar el año nuevo con nosotras? Ser mi padrino es ser de la familia, ¿no? Debo sugerírselo a mamá. Aunque no creo que salgamos a bailar porque estamos de duelo. Se acaba el año y no he podido conquistar su corazón, claro que he avanzado bastante, dos besos son bastante, ser su ahijada es bastante, ser su futura comadre es bastante, pero el tiempo se me acaba. Gota a gota el tiempo se me agota y aún no conozco el amor. Miento, el amor lo conozco, pero no soy feliz porque este inmenso amor que siento por él no lo puedo compartir. Es mentira que es mejor amar que ser amado. El amor es para compartirlo con otra persona. El amor es para darlo. Si esa otra persona es feliz con el amor que tú le das, y te corresponde, entonces tú puedes ser feliz. Sino, serás como yo: una alumna triste. Este es el diario de una pobre chica triste. Lo he decidido: se lo regalaré en navidad, mi diario, digo, no “eso”. Camila me amaba y yo no me quise dar cuenta, qué imbécil, qué estúpido, qué tonto, qué baboso. ¿Qué más?: qué huevón. Darse cuenta que alguien te amó cuando ya es tarde, debe ser triste, ¿no? ¿Pero si tú no amas, qué podrías haber hecho? Casi nada. La felicidad de las mujeres depende de los hombres. Si ellos no nos aman, así los amemos con toda el alma y el corazón, y nuestro sexo, será por gusto. Las mujeres tenemos que esperar pacientemente sentadas sobre una piedra a que los hombres se dignen amarnos. El hombre es un león que tiene que esperar ver a la ovejita para devorarla. Si ella está flaca, sin poto, sin tetas, no pasa nada. La oveja es la que debe dejarse ver por el león para terminar en su estómago. ¿Por qué las mujeres no podemos declararnos? Así se evitarían tantos fracasos, tantas decepciones. Por algo no tenemos un sexto sentido, ¿no? Con él sabemos con quién vamos a ser felices. ¿Algún día cambiará esto? ¿Cuándo? ¿Cuando este viejita?
Se acaba el año. Angie tenía razón: el tiempo ha pasado rapidito: estamos en el último mes del año. ¿Qué será de ella? La llamé y me dijeron que no estaba. Ni me devolvió la llamada. Es una pena que nuestra amistad haya acabado así. ¿Qué hubiese pasado si aceptaba lo que ella quería? De repente me volvía maricona. Camila y Angie se aman. Ajj. Ni siquiera debí dejar que me tocara. Es cierto que me excitó, pero eso fue porque estaba borracha. Nada más. Yo nunca le chuparía las tetas a una mujer, menos lo de abajo. Ajj, eso apesta feo. A arañita yo la aseo todos los días, hasta su perfumito le echo para que huela rico, pero igualito tiene un olorcito que no me gustaría tener en la boca. Chapar entre jermas. La Britney Spears y Madonna se dieron un piquito una vez. Todo por la publicidad. Yo no lo haría nunca. Nunca me han gustado las mujeres. A mí siempre me han gustado los hombres. A mí siempre me ha gustado un solo hombre. El hecho de que no me corresponda no significa que voy a cambiar de gustos, ¿no?
Se acaba el 2005. Un año triste. El año de la muerte de la abuelita María y del tío Harold. Pero la vida continúa: Unos que nacen, otros morirán. / Unos que ríen, otros llorarán, diría Julio Iglesias. Hay que seguir viviendo porque algún día también nos tocará morir.
Como secretaria del profesor estoy sudando la gota gorda preparando el cuadro de méritos. Por lo visto, gratis no me ha salido el vestido de novia.
Recibo diciembre escuchando las canciones de mamá. Tú fuiste la mejor cosa que tuve, / y así también lo peor en esta vida, canta Roberto Carlos. Recibo diciembre pensando en mi amor imposible. Fuiste el amanecer lleno de luz y de calor / y en compensación: anochecer, la tempestad, dolor. Se acaba el año y prácticamente no he hecho nada. Fuiste tú mi gran sonrisa de llegada / y mi lágrima de adiós. Ojala que las siguientes líneas no sean una premonición: Aquel inmenso amor que un día tuvimos / y todas las locuras que hicimos, / fue el sueño más bonito / que un día alguien soñó / y una triste realidad / cuando todo se acabó. Locuras hemos hecho hasta por gusto, pero al menos ahora es mi padrino y tiene las puertas abiertas de la casa. Tiene las puertas abiertas de mi alma, de mi vida, de mi corazón, ¿de mis piernas?… ¿Una tocadita para recibir el último mes del año? Fuiste tú mi gran sonrisa de llegada, / todo y nada, / y adiós. Las clases se acaban pronto. El final está a la vuelta de la esquina nomás. Me enseñaste el amanecer de un lindo día / y fui feliz con tu querer.
En todo me ha ido bien, Diario, menos en el amor. ¿Algún día podré ser feliz? Ojalá. Sin amor no somos nada. El amor te da fuerzas para seguir. Es verdad que el amor es el motor del mundo. Por amor me ponía a estudiar con más ahínco, sobre todo en comunicación. Creo en ti, / y tu ausencia pasa a ser mi eternidad, / tu silencio mi paz, / tu recuerdo mi motor, dice Miguel Bosé. Y a pesar de todo, creo en ti. Yo sé que un día me dirás que me amas, por eso sigo creyendo en ti.
Me doy un duchazo. Mientras el agua fría cae sobre mi cuerpo como la lluvia en el desierto, pienso que el día promete ser interesante como para quedarse en casa. Ahora que se acerca el final, más ganas de estudiar tengo. Voy a extrañar el colegio cuando me vaya. Me afeito las axilas y las piernas, ¿y si me pelo la arañita? Mejor no, pica feo, así estoy bien, aunque peluda. Peluda pero feliz. Ya en el verano veré lo que hago con ella, porque, aunque sola, me daré mis escapaditas a la playa, no me voy a quedar como una monga encerrada en la casa, ¿no?
La ropa apenas me entra, he crecido más y he sacado más cuerpo, ya casi le alcanzo al profesor, pero lo ideal sería alcanzar un lugar en su corazón, ¿no?
Desayuno, como siempre mi leche con cocoa y marcho al colegio dejando a Mariana metida en su cama. Traga y duerme como chancho y hurga en mi diario. Esa sí es vida. Si yo salgo embarazada, ¿me tratarán igual? No creo, mamá me mataría, ella espera grandes cosas de mí.
–Llegamos a diciembre, profesor.
Estamos en la sala de profesores. Es el recreo.
–Menos mal. Ya quiero descansar.
Él quiere descansar, está harto de trabajar. Yo quiero que el tiempo se detenga, que los días no pasen, él quiere descansar, él quiere que termine de una vez el año escolar. Detener el tiempo es como hacer que los ríos vuelvan a sus orígenes, que las flores vuelvan a ser semillas, que la abuelita María y el tío Harold estén de nuevo con nosotros. Él quiere que el tiempo pase. Yo quiero que mis años pasen pero que este momento se detenga, que el 2005 no siga avanzando inexorablemente hacia su final.
–¿Qué hará en vacaciones, profesor?
–Dormir.
Dormir. ¿Solo o bien acompañado?, dan ganas de preguntarle. ¿Y si me dice bien acompañado, qué hago? Mejor ni le pregunto.
–Quién como usted. Lo envidio.
–No envidies que da cáncer.
Me río nomás.
–¿Y tú qué harás, Camila?
–Chancaré, como siempre.
–Tampoco todo es estudiar. Te puedes volver loca (como mi ex). Tienes que divertirte un poco, ir a la playa.
–¿Con quién voy a ir si mi hermana va a tener que cuidar a su hijito?
–Si voy con mis sobrinos, ¿te puedo llevar?
–Claro, es mi padrino, ¿no? No creo que mamá se oponga.
–Te llamaré entonces.
Ojalá. Iremos a la playa, disfrutaremos de un día de sol, mar y arena, me verá en bikini, verá que ya no soy una niña, ¿se enamorará de mí?, ¿abrirá, al fin, los ojos? Primero vamos con sus sobrinos, luego solitos. ¿Será capaz de llevarme a la playa a mí nomás? Ya no seré su alumna. ¿Está prohibido que un profesor vaya a la playa con su ex alumna, ministro Mota Sedal?
–¿Y cómo va ese cuadro de méritos, ah?
–Ahí, pataleando.
–¿En qué lugar estás?
–Primerita…
–¿Sin trampas?, porque después voy a darle su verificada.
–Claro, profesor, ¿acaso yo soy tramposa? –me enojo. Últimamente no aguanto a mis pulgas, menos a las ajenas.
–Disculpa.
No le digo nada.
–¿Vamos a almorzar?
Después de haber dudado de mí, me invita a almorzar. Me ha dicho tramposa, ¿acaso no veía cómo me rompía el coco estudiando? Aceptar su invitación significaría no tener dignidad ni un poco de orgullo.
–No, gracias, he tomado buen desayuno.
–Bueno. Ya vengo.
Se va. Soy una estúpida, ¿no? Yo que lo quiero conquistar, le rechazo una invitación. ¿No quería yo que me invitara a almorzar al quiosco? Ya lo hizo y lo choteé. Solita me jodí. Ni siquiera insistió. Él también tiene su orgullo.

VIERNES 2:
Presenté mi informe sobre Pudor, la última novela que leímos en el año. Me gustó. Así quiero escribir algún día.
Aquí están algunas líneas que me gustaron:
Lo habitual en estos casos es fingir que nada ha pasado y dejar que el tiempo se ocupe de borrarlo todo de la memoria, de las manos sudorosas y de las toallas de los baños, hasta que en realidad nada haya pasado (página 137).
El siguiente podría ser el epígrafe para una futura novela sobre la loca Martha:
–…Y en el colegio, todo el mundo dice que eres una puta (página 173).
Otra para el libro de la tía, que podría llamarse La loca del colegio:
–…¡Te ofrece citas como si fueras una puta y tú va tras él! ¡Y te encuentras con él! ¡Como una perra!... (página 176)
Nos dedicamos a pintar, dibujar y hacer garabatos en nuestras blusas y camisas para guardarlos como recuerdo de nuestro paso por las aulas. ¿Puede hacerme un dibujo, profesor? Claro, te hago lo que quieras. ¿El amor también?, me dan ganas de preguntarle. Tampoco seas tan puta, Cami, confórmate con que te haga un dibujo. Me hizo un dibujo de Winnie Pooh. Para la chica más chancona del Independencia, me puso de dedicatoria. Espero que nunca te olvides de tu viejo maestro. Claro que no lo haré. Yo nunca lo olvidaré así tenga que partir al otro extremo del mundo. Recién cuando me muera lo olvidaré, aunque ni eso, porque mi alma siempre volverá al colegio.
Pasado mañana nos vamos al Cuzco. No todos van, apenas un grupito.

SÁBADO 3:
Medio año ya desde el beso. Cómo ha pasado el tiempo. ¡Medio año! Miro para atrás y parece un sueño. Pero fue realidad. Por eso lo recuerdo. ¿Será mi condena recordar siempre ese beso? Me di mi vueltita por la biblioteca para recordar mejor. Si no nos hubieran botado, quizá otra sería la historia.

DOMINGO 4:
Llegó el día de la partida. Alisto mis calzones y sostenes para toda la semana, un par de jeans, chompas, polos, medias gruesas, de todo como si me fuera a la Antártida. Menos mal que ya me vino mi regla y no tendré que incomodarme con una visita inoportuna.
Aparte del tutor, iremos con el profesor Agustín, para que toque la guitarra durante el viaje, la Lechona y el Abuelo terrible. ¿Quién habrá invitado a esa bruja? ¿Quién al viejo mañoso? Ojalá que no nos viole en el camino nomás. La gorda dizque va para que cuide a las chicas. Ella está para que la cuiden, o mejor para que la manden al asilo.
A las diez es la partida. Apenas almuerzo para no vomitar durante el viaje. La última vez arrojé hasta los quistes que tengo en los ovarios.
Partimos de la puerta del colegio. Me cuida a mi hijita, compadre. No se preocupe, comadre. Claro que la cuidaré, y bien. No llores, ma, es solo una semanita. Es la primera vez que me separo de mamá. Pero no lloro. Ya estoy terminando la secundaria, ya no estoy para llantos. Por qué llorar si voy a estar al lado, y al cuidado, de mi amado, ¿no? Chau, Mariana. Le traes algo a Rodrigo. ¿Rodrigo querrá una ñustita?


DOMINGO 11:
No hay nada como el Cuzco. Conocer Machu Picchu es maravillarse de la capacidad del ser humano de hacer cosas grandiosas a pesar de sus limitaciones, del afán del hombre por trascender a través del tiempo, por alcanzar la inmortalidad. Eso es lo que yo debo hacer: construir mi propio Machu Picchu a base de lectura y escritura cotidiana. Tengo sueños, mi única meta en la vida debe ser que esos sueños se hagan realidad, ¿no? Mis ejemplos deben ser la abuelita María y el tío Harold. Ella vino de la sierra siendo joven, apenas murmurando el castellano y aquí se hizo de un lugar a base de esfuerzo. Igual hizo el tío Harold: la abuela le decía termina tu carrera, hijo, y él lo terminó a pesar de todas las dificultades que se le presentaron. La abuela le dijo saca tu título, hijo, y el tío lo sacó. La abuela le dijo nómbrate, hijo, para que no estés como tu hermano, y el tío lo hizo.
La Lechona con las justas llegó al Cuzco. Se la pasó en el hotel nomás. Subir a Machu Picchu hubiera sido para ella como subir al cielo. El que gozó rico fue el Abuelo terrible mirando a las turistas. Parecía un brichero el viejo. Ah, si lo hubieran visto. Caramba, si tuviera veinte años menos, pediría mi cambio a un colegio del Cuzco, dijo. Anda a bañarte, viejo mañoso, ¿tú crees que las turistas te van a hacer caso? O quizá sí: vimos a varias gringas bien aparradas por unos tipos que parecían descendientes directos de Sinchi Roca y Manco Inca.
Nada mejor como ver en directo el Intihuatana, el Templo de la Ñusta, el Templo del Sol y de la Luna, la Plaza Sagrada, la Roca Sagrada, el Mausoleo Real, el Templo del Cóndor, etc. Una cosa es verlo en los libros, y otra en vivo y en directo.
Estoy matada, pero feliz.


LUNES 12:
Hicimos puro chongo, rompimos nuestros cuadernos y ensuciamos todo el patio, pobre señora Cristina, se va a quedar sin manos de tanto limpiar el patio y los salones, las chicas cortamos las tiras y las bastas de nuestras faldas, los chicos rompieron sus camisas. ¡Qué lindo es estar en el colegio! Ya nadie nos puede mandar a OBE y bajarnos la conducta.

MARTES 13:
Oh, qué pena: este es un día de mala suerte: se terminó el colegio para nosotros. No hubo ni chau ni nada. Llegamos y había un papelógrafo donde decía que las clases se terminaron. Nos esperan el veintiuno para la clausura.
¿Para eso hizo adelantar el inicio del año escolar, señor Mota Sedal? Ya ni le reclamo porque no importa, se acabaron las clases para siempre.
El profesor me hizo pasar para ayudarle en la documentación. El colegio sin alumnos parece un camposanto, y no es exagerada la comparación. Somos nosotros, los alumnos, quienes damos vida a las instituciones educativas.


JUEVES 15:
Sigo yendo al colegio para ayudar al profesor. Voy con buzo. Lo poco que quedaba de mi uniforme lo lavé y guardé. Quizá algún día me lo vuelva a poner y me ponga a recordar.


VIERNES 16:
Mañana será la fiesta de promoción. El profesor me regaló una crucecita para que me lo ponga en la ceremonia.
Mañana. ¿Qué pasará mañana?, me pregunto como Perales. Mañana también cumplo años. Mañana se acaba para siempre el colegio. Nunca pensé que llegaría ese día, pero llegó. Falta poquitito para estar en la calle. Si no nos hubieran sacado de la biblioteca, quizá habría sido feliz. Allí crecí, allí me enamoré, allí un hombre me dio mi primer beso, ¿o fui yo quien se lo dio? Creo que eso nunca lo sabré. ¿Cómo empecé a ayudarlo en la biblioteca? Yo siempre iba a pedir libros con Angie. Primero lo molestábamos diciéndole que no enseñaba bien, él nos decía que no tenía mucha experiencia, acababa de terminar la universidad, una cosa es estar en la universidad y otra cosa es trabajar, chicas. A veces se molestaba conmigo, pero yo seguía ahí, hasta que me enamoré de él. ¡Yo enamorada de un hombre mayor! Hasta que un día me dijo si podía ayudarle durante los recreos, claro que gratis no, te voy a dar tu propina. Y empecé a ayudarlo. Cuando se enamoró de la profesora Martha, casi me muero de los celos, a pesar de lo cual acepté espiar a la loca sidosa. Tantas cosas que le inventé sobre ella: que la veía con el profesor Rafael por el Complejo, que una amiga los había visto entrar al Leo’s, que el profesor siempre iba a la casa de la profesora, etc. Todo para que se olvide de esa tarada. Menos mal que la declararon excedente y la mandaron a otro colegio. De ninguna otra profesora se ha vuelto a enamorar. ¿Me querrá aunque sea un poquito? Yo sé que me quiere, que si no me lo dice es porque todavía soy una niña para él y tiene miedo de que lo frieguen, podrían condenarlo a cadena perpetua por seductor de menores. Si supieran que soy yo la que lo quiere seducir, que soy yo la que lo quiere conquistar, que soy yo la que anhela tenerlo entre sus brazos. Soy yo la que te ama. YO. Es tu Camilita quien quiere ser feliz contigo.
Mañana.


SÁBADO 17:
Tiempo de vals… Entraré del brazo de mi príncipe azul y todas me mirarán con envidia. Yo seré la chica más hermosa y él el hombre más guapo del mundo. Letizia Ortiz y el príncipe de Asturias. …desde el tiempo hacia atrás… Yo con mi vestido blanco igual que una novia. …y de ser lo de siempre… Como en un cuento de hadas mis sueños se harán realidad gracias a esa varita mágica que es su amor. Eso es: el amor es una varita mágica. Cuando amas, como dice Juan Gabriel, todo lo ves más bello. Todo es más lindo por amor. Un sapo se transforma en príncipe por amor. Ah, el amor, el amor. …es volver a empezar… ¿Qué hora será? Ya tengo dieciséis años: Estas son las mañanitas que cantaba el rey David. A las chicas bonitas se las cantamos así. Miento, todavía no. Yo nací a las once de la mañana. Pero a estas horas mamá seguramente ya estaba con los dolores de parto. A estas horas yo ya quería salir y conocer el mundo. Me ha costado parirla a esta chica, dice siempre mamá. Es que nací grandota, gorda como miss Lechona y peluda como una mona. ¿Cómo habrá nacido mi amado? …cuando el mundo se para… Oh, pero me faltan todavía dos años para sacar mi DNI. Todavía soy menor de edad. Eso es lo más triste de este día, seguir siendo una mocosa para los demás. …y te observa girar… Hilda Angélica ya debe tener más de veinte. La envidio. Tengo celos: Tengo celos, por amarte tengo celos, de los ojos que te miran, del pasado que viviste. Mi amor te amó y no te importó. Qué tonta fuiste. ¿Te seguirá amando todavía? Ojalá que no. Creo que ya no. Cuando habla de esos amores pasados lo hace con indiferencia. Hasta se arrepiente de haber perdido su tiempo estúpidamente. ¡Amar a la profesora Martha! A esa tarada. …es tiempo para amar… Mi amor estará guapo con su terno azul y su corbata roja. El director lo mirará con cólera. El Abuelo terrible envidiará su vitalidad, su fortaleza. Viejo maldito, se aprovechó de Angie. Algún día lo van a meter a la cárcel por dárselas de vivo. Aunque la enana se lo merecía también por aprovecharse de un pobre viejo desmuelado. Tiempo de vals… Soy la número uno de la promoción. La más chancona. Estudiar, estudiar, estudiar. Milagro que no he terminado como la profesora Martha por tanto estudiar. …tiempo para sentir… Esta noche tiene que ser la más bonita de mi vida. Esta noche tiene que quedar grababa con bronce en mi historia. Esta noche la tengo que recordar siempre como nuestro primer beso. Ah, nuestro primer beso. ¿Te acuerdas amor del primer beso que nos dimos?, le preguntaré alguna vez cuando tenga ochenta años y yo esté a su lado cuidándolo, queriéndolo. Claro que me acuerdo, nena. …y decir sin hablar… Se van a arrepentir aquellos que nos sacaron de la biblioteca, aquellos que nos desalojaron de nuestro nido de amor, aquellos que nos dejaron a la intemperie a merced de las inclemencias del tiempo. Perdónalos, Señor, no sabían lo que hacían. Ellos no saben lo que es el amor. ¿Cómo van a saberlo si están con los corazones llenos de ponzoña igual que las tías Carolina y Dina? …y escuchar sin oír… Yo tengo que dar el discurso en nombre de la Promo 2005 Juan Pablo II. Les voy a dar con palo a todo el mundo. ¿Se acuerdan de esa chica a quien botaron de la biblioteca como a una perra sin dueño, ah? Esa era yo. Esa soy yo. …el silencio que rompe en el aire un violín… Mírenme. Pero no les guardo rencor, porque sé que estaban cumpliendo su función. …es tiempo de vivir… Se acabó el colegio para siempre. Nunca más volveré a ponerme ese feo uniforme plomo, señor Mota Sedal, ministro de educación. ¿Será el adiós definitivo? No. Claro que no. Soy su ahijada, seremos los padrinos de Rodrigo, siempre nos veremos. …bésame en tiempo de vals… Un día le diré que siempre he estado enamorada de él: siempre lo he amado, desde que usted entró por primera vez al 1° A. ¿Se acuerda de esa chiquilla con cara de monga que se sentaba en la primera carpeta? Esa era yo, Camilita. Un dos tres un dos tres… El amor no tiene edad. …sin parar de bailar… Seré su María Kodama. …haz que este tiempo de vals… Su Catherine Zeta Jones. Un dos tres un dos tres. …no termine jamás… Su Cecilia Bolocco. Le diré que no olvido los dos besos que nos dimos en la biblioteca. Tiempo de vals… Entre viejos libros cubiertos de polvo empezó nuestra historia de amor. …tiempo para viajar… Faltan pocas horas para la fiesta de promoción. No tengo que tocarme porque si no, no voy a tener energías para durar toda la fiesta. …por encima del sol o por debajo del mar… Quién como Mariana que duerme como una vaca. Mañana, no, más tarde nomás. A las diez de la noche. …sin saber si te llevo… Luces de colores, la pista de baile para nosotros. Bailaremos juntos. Tomará mi cintura. Me estremeceré al contacto de sus manos. Hasta quizá me desmaye de la emoción. …o me dejo llevar… Nunca hemos bailado juntitos. …es tiempo de verdad… Nos desplazaremos por la pista de baila. Su mano temblará en mi cintura como una hoja mecida por el viento, como un barquito de papel. Nuestros labios estarán cerca. ¿Le digo que lo amo cuando estamos bailando? Tiempo de vals… Mejor no. Va a pensar que estoy loca. Poco a poco se llega lejos. …tiempo para abrazar… Mejor primero soy profesional. …la pasión que prefieres… ¿Qué estudiaré? Literatura. Quiero ser escritora. …y hacerla girar… ¿Ingresaré? …y elevarse violenta… Todos los años he sacado diploma, tengo que ingresar. La abuelita María estará contenta en el cielo. Sonreirá desde las estrellas. Yo era su nieta favorita. …como un huracán… Quiero dar las gracias a muchas personas que han hecho posible que esta noche yo esté aquí. Especialmente a alguien que esta noche debe estar sonriendo desde las estrellas. Una mujer que no sabía leer ni escribir pero me ayudaba con mis tareas desde que era chiquita. Yo todavía recuerdo los patitos que dibujabas con temblorosa mano. Estás lágrimas son por ti, abuelita María. Yo sé que no te gustaría verme llorar, pero estoy llorando. Tío Harold también estará contento. Ahora están juntos y ya nadie los separará. Lejos del odio, del veneno. …es tiempo en espiral… Le diré a mamá que invite al profesor en navidad. …bésame en tiempo de vals (como me besaste en la biblioteca)… Podríamos salir en año nuevo. Un dos tres un dos tres… Que Mariana se quede cuidando la casa. …sin parar de bailar… ¿Cómo será tener un bebito? ¿Qué hora será? ¿Por qué no me puedo dormir? …has que este tiempo de vals… Si me toco de repente me quedo dormida en mitad de la fiesta. Un dos tres un dos tres… Debería ponerme a practicar baile. …no termine jamás… No vaya a ser que haga el ridículo. Giraremos en la pista de baile. Nos elevaremos hasta el techo. Nos brotarán alas de los hombros y nos elevaremos hasta el cielo. Llegar al cielo, tocar las manos de la abuelita, darle un beso. Cambiar toda esta historia por un beso de la abuelita. …Tiempo de vals… ¿Y si le pregunto por qué me besó? …que empleamos los dos… Uno no besa a una persona si no la quiere, ¿no? …dibujando en el suelo… Así deben ser sus manos. Sus dedos largos, de uñas bien pulidas. …de un viejo salón… Eso será en nuestra noche de bodas. …con tres pasos de baile… No debo hacerlo. No. Dicen que es pecado, que se me van a morir las neuronas y voy a terminar peor que la Chuchi Díaz. La pobre se tocaba mucho y por eso se quedó así. Pero pecado sería si me tocara pensando en todos los hombres del mundo, ¿no? Yo siempre lo he hecho pensando en un solo hombre. Pensando en él. …la historia de amor… Mañana voy a estar sin energías. …es tiempo de sentir… ¿Por qué me besó, profesor? …mi tiempo para ti… Dígame.

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