Novela de Curzio Malaparte,
escritor italiano. Esta novela es cruda, realista en extremo. Nos narra los
finales de la Segunda Guerra
Mundial, la liberación de Italia a cargo de las tropas aliadas, toda la miseria
que conlleva una guerra, sobre todo para los perdedores. La peste asola Nápoles
por los cientos de muertos que se pudren en la ciudad bombardeada. Para
sobrevivir, no solo se prostituyen las mujeres, sino también ofertan a sus
hijos al mejor postor por un mendrugo de pan. Ante la caída del fascismo, los
milicianos pasan por las armas a jóvenes de quince, dieciséis años que apoyaron
a Mussolini. Estos chicos se ríen de la muerte y ponen el pecho con honor.
La historia termina con Curzio
Malaparte, narrador y personaje, contemplando a Mussolini colgado de un gancho
como un cerdo.
No sé si este libro me lo robé de
doña Rosita Ayllón o lo compré en Amazonas. Es una edición de 1959, de hojas
amarillas pero está bien conservada. La tengo desde el 2001 y recién me animé a
leerla, y no me he arrepentido de hacerlo porque ha sido una lectura valiosa.
No hay como leer las novelas de antes, novelas con un rico lenguaje, con un
alto valor literario no como las novelas de ahora donde el lenguaje es pobre,
anémico, donde una persona que ha leído a Stendhal, Flaubert, Tolstoi,
Maupassant y un largo etc., no aprende nada. Antes de morir, me he propuesto releer
a todos esos escritores que leí antes de dedicarme a escribir, desde Homero
hasta Vargas Llosa porque del resto bien se puede prescindir. Así que empecé
por La piel.
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