Esta no es la peli, sino la historia de mi hermano Juan: se casó a los 23 años. La mujer dijo los hijos vendrán después, primero terminaremos de estudiar, construiremos nuestra casita, compraremos nuestras cositas, estaremos en las buenas y las malas. Ni papá ni mamá fueron a pedir la mano. Recuerdo las lágrimas de mi padre cuando vio entrar a la iglesia a su hijo que hasta ese entonces era su favorito. Las palabras se las lleva el viento. Unos años después, tenían tres hijos, el huevón ese no había terminado la carrera, la perra esa no cumplió eso de en las buenas y en las malas... cada vez que mi hermano estaba en las malas, la hija de puta esa, coludida con la bruja de su madre, botaban a mi pobre hermano. Y mi madre sufría, lloraba como mierda por ese hijo que se casó como loco. Lloró hasta el día de su muerte. Mi padre murió maldiciendo al hijo que un día fue su favorito.
Hoy mi hermana me dice que ha llamado mi cuñada, que Juan no se acuerda de sus hijos, que el hijo mayor no quiere estudiar, que no tienen para pagar el cuarto, etc. "No es mi problema", fue mi respuesta, "¿y yo qué voy a hacer?" Y es cierto. Solitos se pusieron la soga al cuello, solitos buscaron su infierno. Yo miraré nomás y pensaré los viejos tenían razón. Cada lágrima de mis padres lo están pagando y lo pagarán y yo no moveré un dedo.
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