Mañana 23 de setiembre serán veinte años desde la última vez que María y yo nos miramos en nuestras vidas. Hasta ahora me pregunto qué fue de ella, por qué desapareció como si la tierra se lo hubiese tragado. Veinte años desde ese sábado a la 1:07 de la tarde en que nuestros ojos se miraron por última vez. Yo tenía veintiún años y ella veintidós. Ahora tengo el doble de edad y ella sigue siendo una jovencita en mis sueños, en mis sueños me sigue mirando con sus grandes ojos negros, en mis sueños acaricio sus delicadas manos. ¡María!, tantas cosas han cambiado en todo este tiempo, ahora estoy lleno de canas, sin cabello, con la barba blanca, ahora mis padres no están, ahora me gano la vida dando clases, ya no soy ese muchacho de cabello alborotado que gritaba como un loco en las discotecas. Ya aprendí a tocar guitarra, escribo, dibujo, te sueño todavía, todavía tengo esos sueños de entonces. ¿Cómo estarás tú?
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