Hoy enterramos a la tía Griselda. La enterraron en un cementerio de mala muerte, y eso que el tío gana una buena pensión. En fin, como dicen, muerto es muerto. Está bueno para escribir un cuento porque pasaron cositas que así nomás no pasan en los entierros.
La abuela de ayer, perdón, la hija más bien, me contó que conoció a mi madre cuando ambas trabajaban en Chosica, que por esos años mamá conoció a papá y se desapareció con él. Mmm, lo malo qué, hasta donde sé por versiones de mis padres, ambos se conocieron en Vitarte, mi mamá nunca trabajó en Chosica. En fin, son cosas que ahora caen en el terreno de la especulación.
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