Diego ya terminó la secundaria, es un niño de casi doce años, y cada vez es más curioso, a veces, como hoy, conversamos bastante, me pregunta tantas cosas sobre la familia, sobre las cosas que ve, escucha, sobre su papá al que acaba de conocer. Yo creí que nuestra relación sufriría mella pero no, al contrario, se ha afianzado más. Claro, toda su vida la ha vivido con nosotros, primero con sus abuelos y ahora conmigo. Espero que eso siga así, que siga mis consejos para ser una persona como lo hubieran querido sus abuelos.
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