En el velorio de mi tía Griselda conocí a una tía de parte de mi madre de 88 años, aunque su hija dijo que el 20 cumplía 90 años. La tía estaba lúcida, se desplazaba sin ninguna ayuda, tenía su chispa, y tenía buena memoria. Así supe los nombres de mis bisabuelos maternos -Manoco Palomino y Gregoria Quispe-, supe que mi abuelo tuvo dos hermanos -Antonio y Encarnación-, supe cómo fue la muerte de mi abuelo.
Ya quisiera yo llegar a esa edad.
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