Cuentos

Fui a la Derrama Magisterial a dejar la novela para el concurso que organizan anualmente. Espero que me vaya bien como el año pasado en que obtuve un segundo lugar y un cheque por varios miles de soles que me permitieron darme un largo viaje durante las vacaciones, aparte de otras cosas que te proporciona el dinero. Bueno, aunque no es por dinero por el que compito, sino por la gloria, o el prestigio que te da obtener un Premio Horacio, el máximo galardón que se le da a un maestro que, aparte de dar clases y tragar tiza, y ser sobones en algunas oportunidades, se dedica a la actividad creativa y de investigación. En estos nueve años que tengo de nombrado en el magisterio he obtenido el Premio Horacio en cuento el 2004, dos años después de nombrarme, una mención de honor en novela el 2005 -con la primera novela que escribí-, una mención de honor en mitos y leyendas el 2007 -ya no existe esta área-, y un segundo lugar en novela el año pasado. Mi objetivo es obtener los primeros lugares en las siete áreas durante mi vida en el magisterio, que no sé cuánto durará, no quiero pasar por las aulas como un pobre diablo más que se rompió el lomo impartiendo unas clases aburridas a esos pastrulos que son los alumnos, a arrastrándome para caerle bien al director o a los subdirectores como hacen muchos en mi colegio donde, entre más de ochenta colegas, ninguno ha obtenido este galardón a pesar de sus más de veinte años en las aulas. Que se jodan, con lo que me importan. Bueno, este año me han ofrecido ser jurado en la etapa de selección de los finalistas en el área de cuento, así que me llevaré un dinerillo por leer los cien o más libros de cuentos que presentarán, de las cuales escogeré diez que pasarán a la etapa final. ¿Que me encuentro capacitado para esa tarea? Creo que sí porque siempre he leído cuentos, y las he escrito, y al ojo nomás sé que un cuento vale la pena o no.

Hablando de cuentos, después de dejar mi novela fui a la municipalidad de La Victoria a dejar un cuento para el concurso que organizan sobre un tema de ese distrito. La que me recibió mi cuento era una chica bien guapa. Lástima que los cuentos que resultaron ganadores el año pasado no estén como la chica. Después de haber leído a maestros del género breve como Antón Chéjov y Guy de Maupassant, uno se queda con un sabor agrio en la boca al leer mamarachos como los que integran esa antología que nada aportan al desarrollo del cuento peruano. Habría que pedirles a los jurados que sean más rigurosos y a los que escriben que lean más, que lean a Cortázar, Borges, Rulfo, Ribeyro, al Bryce Echenique de "Con Jimmy en Paracas" o "El descubrimiento de América" para aprender a escribir mejor. Ah, y a Abraham Valdelomar también.