Lo encontré después de medio año. Vengo por unas chelas, dijo, mañana a las seis. Yo sabía que no vendría. Y no me equivoqué. Claro, si me debe un dinerillo.
El otro me escribe pidiéndome un favor. Hay que hacerse el tonto nomás.
El otro (este no es mi amigo, lo conocí por circunstancias de la vida) anda resentido. ¿Y por qué yo sí tengo que aguantarle sus pendejadas?
Uno más: Ya le hice el favor por la ayuda que me dio, pero quiere más, le escribí y no me responde. Que no joda.
Una amiga: La veo después de años, y está cagada. Yo ando feliz de la vida.
Otra, esta es virtual: Le escribí contándole de mi victoria, no me mandó ni una línea de respuesta. Me escribe un mes después. No le he respondido.
Otra: Íbamos a ser socios, dijo te escribiré a mitad de semana, pasaron meses y nada. Me cansé de esperar y me aburrí.
Esa clase de amistades no la necesito.
Ah, si tuviera una pistola...
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