Desde ayer estamos en Huanta, en casa de la tía Susana. Seguimos disfrutando de este viaje por tierras ayacuchanas gracias a mi novela "Ximenita, Ayacucho era un campo de batalla". Ahora que recorro las ciudades, descubro que mi memoria no me ha sido tan fiel, que he cambiado sin querer el nombre de algunas calles, que incluso el nombre de la antigua cárcel no es la misma. Wao, jeje, ahora llegando la corregiré. Así estoy, lejos de la ciudad, a un paso del campo, recorriendo los mismos lugares que recorrí con mi madre.
Estoy escribiendo en una cabina y no es lo mismo que escribir desde mi pc.
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