Bella sigue enamorada de Edward a pesar que este le ha choteado. Después de un periodo de fuerte depresión, retoma su amistad con Jacob Blake. Poco después, al verse amenazada por Victoria, Jacob le revela su secreto: es un licántropo, enemigo natural de los vampiros, aunque tienen un tratadi de paz con los Cullen. Alice viene a visitar a Bella después de que esta se arrojó de un acantilado para escuchar la voz de su ex y fue salvada por Jacob de una muerte segura. Alice le dice que Edward ha decidido terminar con su existencia al saber que Bella ha "muerto" -las confusiones en este capítulo son la muerte- y viaja a Volterra para que otros vampiros más poderosos que él le den muerte. Alice y Bella le siguen los pasos. Aquí la novela recobra dinamismo después de cien y tantas páginas aburridas y el final avanza como el coche de Edward.
Esta segunda entrega de Stephane Meyer me tuvo en vela anoche. Lo leí en un par de días. Estas son las novelas que me gustan leer, las novelas que hacen que ame la lectura más allá de muchas otras cosas. Puedo pasarme la vida sin sexo, oh, pobre de mí, sin ver el sol, muero en los días sin sol, pero no creo que lo haga sin un libro en las manos, y si es una buena historia, mucho mejor. Solo hay un pero que me saca de mis casillas: el lenguaje es de telenovela venezolana. Pero bien, me gusta la historia. Es como un imán: te atrapa desde la primera línea.
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