¿Qué hace que devore hojas de un libro hasta terminar con los ojos irritados pensando que cien hojas más y la novela se terminará y me quedaré con la miel en los labios hasta comprar la secuela? Eso me pasa con "Crepúsculo", que ayer tan amablemente me obsequió alguien. Me gustan las novelas que tienen diálogos, descripciones, monólogos. Me gustan las historias bien contadas, las que te cautivan desde la primera línea. Y eso hace la Stephane Meyer, aunque su historia parece escrita por Corín Tellado o por algún guionista de culebrón venezolano, pero es excelente, mucho mejor que "El perro sulfúrico" u otros esperpentos de la reciente novelística peruana. Ahora me voy a mi camita a seguir leyendo la historia de Bella y Edwar.
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