He salido a tomar un poco de sol para espantar este frío terrible que el Mal ha traído a mi cuerpo. Me he sentado en el mismo lugar en el cual solía sentarse mi padre en los últimos días de su existencia, allí en medio del jardín que juntos levantamos con árboles, flores, tunas. Un pálido sol de otoño se filtraba entre el follaje calentando a duras penas mi cuerpo. He mirado con atención los nísperos que ya empiezan a dar frutos, los plátanos que empiezan a crecer magestuosos, las flores que cultivaba mi madre, los gatos que retozan entre las hojas secas, los pajarillos que cantan entre las ramas. He mirado el disco dorado del sol que ha herido mis ojos. Le he preguntado a las flores si después de que cierre los ojos habrá vida, qué han sido de los que he amado y se han ido. Si todos los seres que habitan el mundo tienen un corazón, ¿quién hizo esos corazones?, ¿evolucionaron simplemente? He dudado. Te he recordado, he recordado tu sonrisa, tus manos heladas entre las mías, ese beso en mi mejilla.
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*De "Antes de partir"
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