Hace 49 meses murió mi mamá, la mujer que más amé en el mundo. Ya son tantos meses en que aprendí a hacer mis cosas por mi cuenta, a vivir solo, a cocinar, a lavar, pero es como si ella estuviera aún aquí: llego a la misma hora, no me he dado a la perdición, los fines de semana son iguales, lo único que ha cambiado es que ahora visito el cementerio cada domingo -los primeros meses de su muerte lo hacía casi todos los días- y llego más temprano a casa porque me cambié de lugar de trabajo. Ella cumplió su ciclo y algún día me tocará a mí también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario