Después de un extenso fin de semana y de revolcarme en la felicidad, en la paz, en el remanso como un chancho, vuelvo a la misma mierda de siempre: formación después de meses, las mismas recomendaciones de meses que nadie cumple, palabras que se lleva el viento, palabras que esos pirañas que tengo de alumnos se meten al poto. No sé hasta cuándo más viviré esa pesadilla, esa farsa de maestro que está harto de todo pero tiene que seguir porque de eso como, de eso dependo para seguir y conseguir mis sueños.
En fin, falta poco para el final.
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