Un cuento mío ha resultado finalista del Premio Cosecha Eñe 2010. Hubo 2047 participantes, si mal no recuerdo, del cual eligieron a los 200 finalistas, entre los cuales está mi cuento. De estos 200 saldrán los diez ganadores. ¿Estaré entre estos diez? No lo sé, aunque tengo fe en mi cuento porque lo he corregido hasta el cansancio, los resultados ya no dependen de mí, aunque sería bonito ganar para aumentar mi record a cinco premios literarios en un año. Tienes suerte, me decía mi pata Chanca hoy en la tarde, cuando nos encontramos para tomarnos unas chelas después de la ley seca con motivo de las elecciones municipales. ¿Suerte? No creo mucho en la suerte, o la suerte es consecuencia del trabajo cotidiano, continuo, de la labor de todos los días en algo que no solo me gusta, sino que también me apasiona. ¿Y si un día se te acaban las historias, qué escribirás?, me preguntaba. Hasta que se me agoten las historias tendrán que pasar todavía muchos años, todavía me falta escribir "Edith la guerrillera" sobre Edith Lagos, "Ella se llamaba Martha" sobre mi paso por el colegio 7080 de Vallecito, "La universidad de los desaparecidos", sobre el caso La Cantuta, una novela sobre el INEI, otra sobre Hilda Angélica, otra sobre Pía. Estas son novelas sobre mis experiencias personales, ya después me pondré a inventar sobre otros temas, así que trabajo no me falta, mientras tanto, participo en los concursos para irme puliendo, quizá un día no muy lejano la chunte en una editorial grande y entonces publicaré todo lo que he escrito, no me desespero. ¿Y si antes me llega la muerte o la escritura me llega a las pelotas? Todo podría pasar. Sería una gran pena, pero la vida es así, qué podría hacer yo ante los designios de la vida.
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