Han pasado diez años desde que la vieja, Nacho y yo llegamos a nuestro pueblo después de un día de caminata sorteando abismos, desfiladeros, pensando que nunca llegaríamos, aguantándome el terrible dolor de pierna como consecuencia de una mal pisada.
Han pasado diez años y ahora mamá ya no está con nosotros, Nacho es un joven rebelde que cada día me da unos dolores de cabeza que a veces me da ganas de sacarle la mierda pero, ya se enderezará con el tiempo, quiere ser escritor como su tío, igual Diego, al menos tengo dos sobrinos que seguirán con mis proyectos cuando yo muera.
Diez años desde la primera vez que llegamos a Chincho, la tierra de mis antepasados. Diez años que siempre recuerdo.
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