Llueve afuera desde hace un par de horas,
en la chimenea crepitan los leños,
por los parlantes brota la voz ronca de Leonardo Favio
cantándonos viejas canciones de amor.
Una botella de vino Concha y Toro,
dos cuerpos desnudos que se aman,
que se exploran, que se conocen, que se sacian,
que toman un descanso.
Tac, tac, tac las gotas golpean el techo,
se cuelan por algún agujero de las tejas
para caer en un recipiente
y saltar convertidas en bolitas naranjas.
Es verano y llueve y llueve,
qué pocas ganas de salir a la calle
Mejor beber el vino derramado sobre nuestras pieles
que recorren ávidas nuestras lenguas
procurando el placer.
Puertas y ventanas están bien cerradas,
suena el teléfono pero no contestamos,
muy lejos el pueblo protesta contra Mubarak
pero ese no es nuestro problema,
¿qué nos importa que Shakira haya terminando su romance?
Somos los únicos habitantes de la Tierra,
de este refugio que huele a humedad, sexo, vino,
donde dos cuerpos desnudos se aman hasta el delirio.
Es verano y llueve,
el río truena amenazando desbordarse
pero qué nos importa a nosotros
si tenemos nuestra arca.
en la chimenea crepitan los leños,
por los parlantes brota la voz ronca de Leonardo Favio
cantándonos viejas canciones de amor.
Una botella de vino Concha y Toro,
dos cuerpos desnudos que se aman,
que se exploran, que se conocen, que se sacian,
que toman un descanso.
Tac, tac, tac las gotas golpean el techo,
se cuelan por algún agujero de las tejas
para caer en un recipiente
y saltar convertidas en bolitas naranjas.
Es verano y llueve y llueve,
qué pocas ganas de salir a la calle
Mejor beber el vino derramado sobre nuestras pieles
que recorren ávidas nuestras lenguas
procurando el placer.
Puertas y ventanas están bien cerradas,
suena el teléfono pero no contestamos,
muy lejos el pueblo protesta contra Mubarak
pero ese no es nuestro problema,
¿qué nos importa que Shakira haya terminando su romance?
Somos los únicos habitantes de la Tierra,
de este refugio que huele a humedad, sexo, vino,
donde dos cuerpos desnudos se aman hasta el delirio.
Es verano y llueve,
el río truena amenazando desbordarse
pero qué nos importa a nosotros
si tenemos nuestra arca.
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