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jueves, 3 de junio de 2010

La cita


Mierda, otra vez sin agua, maldijo Karem, y justo ahora en que tengo mi primera cita con Agustín. ¿Y ahora con qué me baño? Me olvidé de llenar los baldes. Tendré que gastar de mi desayuno, mañana tomaré Coca Cola nomás. Qué piña soy. Sería la muerte ir apestando a perro muerto a mi primera cita. Algo apesta por aquí, Karem. Por si acaso, yo me baño todos los días, Agustín, claro que esta noche solo me he lavado lo indispensable porque los terrucos han volado una torre por mi zona y nos dejaron sin luz.
Sacó de su bolso la cinta que le había regalado Agustín y lo puso en el tocacaset a pilas, apretó play y la voz viril, gruesa, de Leonardo Favio brotó del parlante: Mi amiga, mi buena amiga, / mi amante niña, / mi compañera, / quisiera contarle al mundo / lo que es tenerte una noche entera, / y recorrer tus caminos, / tu vientre fino / y tu piel de seda… Sintió una oleada de placer recorriendo cada centímetro de su cuerpo. ¿Agustín lo estaría invitando a una orgía? ¿No era obvio?: …recorrer tus caminos (que llevan hacia tu Secreto), / tu vientre fino (donde sembraré mi simiente). Agustín se estaba arrojando con todo y zapatos a la piscina.
Se echó espuma en las axilas y se las rasuró. Menos mal que el último domingo se había depilado las piernas y los brazos. Se lavó los cabellos, largos, enrulados, color bronce quemado, con champú y reacondicionador. Jabonó minuciosamente cada parte de su cuerpo, sus senos grandes y duros, su trasero redondo y abundante, sus piernas largas y elásticas. Cómo olvidar tu pelo, / cómo olvidar tu aroma, / si aún navega en mis labios/ el sabor de tu boca, se ponía nostálgico ahora el cantante argentino. ¿Cuándo me has besado para que digas que extrañas el sabor de mi boca? ¿O estarás pensando en Mily? Supongo que con ella sí habrás chapado rico, ¿verdad? Pero yo te haré olvidar esos besos, Agustín, lo juro.
Mi primera cita con Agustín. Quién lo iba a creer. Por fin se me mandó con todo: Karem, ¿qué haces esta noche? Nada, ¿por? ¿Puedo invitarte a salir? Claro, si gustas. Casi le pregunto por qué no invitaba a Mily. ¿Se habrán peleado? Ojalá.
¿Y si se me declara?: Karem, estoy enamorado de ti. ¿Y Mily? Que esa flaca se vaye al diablo. Cómo puedes hablar de una mujer así, Agustín. En serio, por mí que desaparezca del mundo y me daría igual. ¿No estás enamorado de ella?, ¿no es tu chica? ¿Quién dice eso? Todos. Todos sabes que entre ustedes hay algo. Son puras habladurías nomás. Nunca hubo nada entre Mily y yo, solo somos amigos. ¿Amigos nada más? Claro. Pero si siempre andabas tras ella como un perro olisqueándole el trasero. La gente habla porque tiene boca. ¿Acaso tú nunca has tenido un amigo íntimo?, ¿un confidente?, ¿un cómplice?, ¿un amigo del alma?, ¿un pata? De la amistad al amor hay un solo paso. ¿Acaso no puedes ser amigo de una persona sin estar con ella? Son pocas las personas que saben lo que es la verdadera amistad. De quien siempre he estado enamorado ha sido de ti, Karem. No me digas. Sí te digo: desde que llegaste a trabajar aquí me dije esa es la chica que siempre estuve esperado. ¿Y qué hiciste estos dos años que ni siquiera trataste de conquistarme? Andabas como un perro detrás de Mily, ¿no? Tú andabas con tus amigas, no eras sociable, tenías tu grupito. Pero todavía es tiempo, ¿o no quieres ser feliz por el resto de tu existencia? ¿A tu lado? Claro. ¿Por qué no? ¿O soy poca cosa para ti?
No ves que estoy llorando como un niño, / como un mendigo pido tu cariño, / no tengo dignidad ni tengo orgullo / porque te amo mucho más que eso, suplicaba Sabú desde el caset. Tampoco tengo que ser tan dura, de repente es cierto y solamente fueron amigos. De quien siempre he estado enamorado ha sido de ti, Karem, ¿o no te has dado cuenta? Sí, por ahí escuché rumores de que estabas enamorado de mí, pero la gente habla porque tiene boca, ¿no? ¿Quieres ser mi chica, Karem? ¿Tu chica? Bueno, mi novia, mi pareja, mi enamorada. ¿O tu amiga íntima?... Mi futura esposa… Tú avanzas muy de prisa, Agustín, para tu carro. Stop. No corras si puedes caminar.
Tengo que hacerlo sufrir un poco. Nada de aceptarlo a la primera cita. Primero tenemos que conocernos, Agustín, ¿no crees? Justamente por eso te he invitado a salir, Karem, y espero que no sea ni la primera ni la última vez. Eso depende de ti, Agustín. Después nos vamos al Bulevar, a las Rejas, a la avenida la Marina… ¿Qué me dices? Dame un tiempo para pensarlo. ¿Pero tengo esperanzas? Claro que sí.
¿Y si Mily lo mandó al diablo y quiere estar conmigo por despecho? ¿En serio que no pasó nada entre Mily y tú? Te juro que nunca hubo nada entre ella y yo, Karem. Fue un error en mi vida. Te advierto que yo no como platos de segunda mano, Agustín.
Karem salió de la ducha, se paró frente al espejo, levantó los brazos y se embadurnó las axilas con Etiquet. Ahora Jeannette añoraba desde el caset alguna lejana noche de pasión desenfrenada: Tantas veces, / recorriste tantas veces / mi cuerpo con tus manos. / Tantas veces, / recorriste tantas veces / mi cara con tus labios… Soñar no cuesta nada, Agustín, así que es mejor que no te me mandes con todo porque te puede caer un cachetadon. Yo no soy Mily, a mí no me vas a venir con el cuento de que desde que llegaste me dije esa es la chica que siempre he estado esperando. A mí no me vas a llevar a ningún callejón oscuro para dar rienda suelta a tus bajos instintos. Claro que no. Yo no soy Mily.
Para mí que este caset Agustín lo grabó para Mily: tantas veces recorrí tu cuerpo (frágil, delgado, sin curvas) con mis labios. Clarito le está refrescando la memoria. Esa Mily tampoco era ninguna santa a pesar de su carita de mosquita muerta. Qué no habrán hecho en el Leo’s. ¿Por qué diablos habrán terminado? ¿Y si quiere hacer lo mismo conmigo? Conmigo el tiro te va a salir por la culata, Agustín, yo no soy ninguna cojuda, por si acaso, yo tengo las garras bien afiladas.
Karem se peinó la larga y ondulada cabellera. Parecía Medusa. Yo te voy a convertir en piedra, Agustín, eso no lo dudes. Le sonrió a su imagen en el espejo. Se sopesó los inmensos y blancos senos de oscuros pezones. Tengo lista mi artillería pesada, Agustín: pelotón, apunten, fuego: ¡pum!, y Agustín cayó muerto por dárselas de pendejo con Karem. Estas son piernas, Agustín, estas son tetas, éste es un trasero de mujer y no ese potito flácido y chorreado de tu amorcito imposible. El amor es ciego, ¿verdad?
Para mí que esos idiotas se han peleado y Agustín me está utilizando para vengarse. ¿Cuándo me invitó siquiera una gota de agua? Desde que llegaste me dije esa es la mujer que siempre estuve esperando. Puro cuento nomás. ¿Creerá que soy imbécil? ¿Me habrá visto con cara de huevona? Se aprovecha de mí y luego me dice que lo siente, discúlpame, pero esa noche de nuestra cita estaba borracho y no sabía lo que decía y hacía. Me come y me deja, el muy pendejo. ¿Y a quién le reclamo luego? Mejor tomo mis precauciones por si las moscas.
¿Y si llamo a Mily? Mily, ¿estuviste con Agustín? ¿Por qué? Me ha invitado a salir, y como ustedes andaban siempre juntos de arriba para abajo, no quisiera chocar con nuestra amistad. Aunque Mily nunca ha sido tan amiga mía, que digamos. Además, en el amor todo vale, ¿no?
Karem terminó de maquillarse. Tenía un rostro perfecto, la piel lozana, fina, las pestañas largas, los ojos castaños claros, grandes.
Esta noche Diana sale de cacería, pensó, mientras se ponía la ropa interior color negro que había comprado saliendo del trabajo ni bien Agustín le había invitado a salir. Ahora Leonardo Favio volvía a la carga con su Quiero aprender de memoria / con mi boca / tu cuerpo, / muchacha de abril / y recorrer tus entrañas / en busca del hijo / que no ha de venir. ¿Agustín querrá tener un hijo conmigo? ¿Me estará diciendo ya es tiempo de que seas madre, Karem? Pero está diciendo en busca del hijo que no ha de venir. Conmigo no hay peligro de que salgas embarazada, Karem, yo sé hacer estas cosas, ¿o alguien me está reclamando la manutención de un hijo? Lo mismo le dijo a Mily, seguramente: sació sus bajos instintos y luego la dejó tirada como un estropajo. Estoy embarazada, Agustín. ¿Por qué mierda no te cuidaste? ¿Quién te dijo que me abras las piernas? Primero Mily, luego Karem. Pero yo no soy ninguna cojuda, Agustín, a mí no me vas a comer como a una blanca y mansa palomita, claro que no, juega conmigo y me conocerás.
Cómo me duele la piel / de tanto pensar en ti, / me desespero por besarte y en cada abrazo dejarte / por siempre tatuada en mí, gemía, esperanzado, Leonardo Favio. Este caset Agustín lo grabó para su amorcito imposible, no me queda la menor duda. Como Mily no se lo quiso recibir, me lo dio a mí en vez de tirarlo a la basura. Le hubiera dicho que las baladas me aburren, me dan sueño. ¿No le está rogando diciéndole Cómo me duele la piel (del cerebro) / de tanto pensar en ti (Mily)? ¿No te das cuenta cómo estoy sufriendo por ti? Tú eres la última gota de agua en mi desierto, no dejes que muera de sed, dame vida. Me dan ganas de llamar y cancelar esta cita de mierda: disculpa, Agustín, pero tengo cólicos, mejor salimos en otra ocasión, ¿OK? ¿Y si me dice te llevo en el carro al hospital? Qué bueno eres, Agustín. Yo siempre he esperado un hombre que se preocupe por mí, que esté a mi lado en las buenas y en las malas.
Se puso su vestido negro, que tenía un corte a lo largo del muslo derecho que dejaba a la vista su piel blanca como la nieve.
Se asomó a la ventana y contempló la ciudad desde el octavo piso del edificio. La Realidad parecía un tablero de ajedrez con sus partes oscuras causadas por el apagón y las partes iluminadas por los grupos electrógenos. ¿Qué te parece si mejor nos quedamos aquí nomás, Agustín? Salir con este apagón es peligroso, los terrucos deben estar merodeando por los callejones oscuros, ¿no escuchas ese tiroteo? ¿Cuál es tu plato favorito? Te lo preparo, así pruebas mi sazón, te aseguro que te vas a chupar todos los dedos. Por allí tengo unos LPs de Juan Torres y su órgano melódico como para alegrar la noche.
¿Y si quiere divertirse para olvidar a su amorcito imposible? Tan estúpida no soy, aquí hay gato encerrado. Por algo me ha invitado a salir ese hombre. ¿Si quiere ayuda para reconquistar a Mily? Karem, ayúdame con Mily, sino me voy a morir de amor. ¿Y para pedirme eso me has invitado a salir? Largo de mi casa, Agustín. Alto, no, no, esa estrategia está mal, Karem. Ya, Agustín, no te preocupes, yo voy a hablar con Mily. Al final no muevo un dedo: lo siento mucho, Agustín, pero Mily dice que ya no te ama. No llores, algún día conocerás a una mujer que te merezca y serás feliz, ya lo verás, mujeres hay hasta por gusto, no vale la pena que estés sufriendo por alguien que no te merece. Paciencia y encontrarás el verdadero amor.
Karem miró su reloj: faltaban cinco minutos para la hora de su cita. ¿Agustín sería puntual como decían? Dio la media vuelta para darse los últimos arreglos y en ese instante escuchó gritos, pedidos de auxilio provenientes de la calle. Giró sobre sus talones y se asomó a la ventana: vio gente corriendo en todas direcciones gritando ¡coche–bomba!, ¡coche–bomba! Idiotas, ese es el auto de Agustín. ¿Por qué se habrá estacionado mal? ¿Se habrá echado sus tragos para darse valor conmigo o para olvidar a la puta de su amorcito imposible?
La gente seguía corriendo, gritando. Huevón, me estás haciendo quedar mal con mis vecinos. ¿Cómo mierda se te ocurre venir borracho a buscarme? ¿Qué va a pensar la gente, que yo saldo con cualquier hombre? Ahora mismo te mando a la mierda a ti y a tu cita. Qué te habrás creído, ¿que yo soy tu mamá para que me vengas a llorar cuando una mujer te manda al diablo?
Karem dio la media vuelta, dio un par de pasos, y en ese preciso momento un resplandor iluminó todo el interior del departamento envolviéndola en su luz infinita. Antes de desintegrarse, Karem se acordó de sus clases de Historia Universal, de las bombas atómicas que cayeron sobre Hiroshima y Nagasaki.
Leonardo Favio dejó de quejarse desde el caset.

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